El gobierno nacional, a través de la secretaría de Comercio, y la Federación de Industrias Textiles Argentina (FITA) firmaron sobre el fin de semana pasado un compromiso para mantener los precios de los productos del rubro por 60 días. El convenio, que además contempla un abastecimiento razonable al mercado, prevé que, una vez cumplido este plazo, los precios de los productos se adecúen por 90 días a la variación del tipo de cambio oficial del dólar estadounidense, según precisó la Secretaría de Comercio en un comunicado.
Este rubro se trata de uno de los que registraron aumentos muy por encima de la inflación general del año. De hecho, marcó los mayores índices en las dos últimas mediciones mensuales del Indec.
Esta medida generó malestar entre fabricantes locales y quien no esquivó a las críticas fue Silvana Dal Lago, titular de Sonder, la indumentaria deportiva líder del voleibol nacional y que viste al club Central Córdoba de Rosario.
“No puedo estar de acuerdo con que me digan que tengo que congelar un precio”, disparó la empresaria textil ante ON24 y recordó: “Nosotros no somos aumentadores de precios, pero tenemos que retocarlos cada dos meses porque los incrementos de precios de los proveedores son groseros”.
Dal Lago planteó además que los aumentos en los costos por parte de los proveedores de telas, elásticos e hilos no son el único problema que enfrentan como empresa. Las textiles también deben sortear las complicaciones para obtener ciertos productos. “Hay mucha falta de calidad, mucho reemplazo de las materias primas por parte de los proveedores y esto genera una movida de precios. No me gusta que me digan que tengo que congelar cuando a mí me siguen variando todo”.
En otro pasaje de la charla con este medio, la titular de Sonder se sinceró y sostuvo: “El esfuerzo de dos meses (de congelamiento) lo podemos hacer, pero no somos parte de las empresas que firmaron el acuerdo, porque acá tenemos una gran parte nacional y no nos toca tanto la imposibilidad de la importación de insumos. Nosotros no tenemos el mismo ritmo de complicación que una empresa que se dedica a importar todo”.
Por último, Dal Lago reconoció que “todo lo que yo puedo hacer para no volver loco al cliente con los precios, lo hacemos. Tratamos de no cambiar y absorber los aumentos que podemos”.
