Pese a que recientemente amplió sus operaciones en Santa Fe, Uber sigue postergando su desembarco en Rosario. En octubre de este año, la empresa había habilitado viajes para personal esencial en la capital provincial. Sin embargo, desde el departamento de comunicaciones de firma sostienen que prefieren “robustecer el servicio” en las ciudades en las que ya tienen presencia, en lugar de llegar a la ciudad.
Actualmente, la plataforma de viajes tiene presencia en otras localidades argentinas como Neuquén, Comodoro Rivadavia, Salta, Tucumán, Jujuy, Resistencia y Posadas. Solamente en la capital santafesina ya cuenta con 35 mil usuarios y unos 5 mil interesados en manejar. Hasta hace tres meses, solamente estaba habilitado el servicio de mensajería y envío de paquetería.
Forbes informó recientemente que, a lo largo del año, la pandemia y las restricciones de circulación pusieron a Uber en necesidad de acelerar la implementación de su servicio de taxis. Los confinamientos no permitían a los conductores operar normalmente en países en los que el servicio no estuviera reglamentado.
Mendoza es uno de los pocos casos en los que se ha llegado a un acuerdo sobre la operatoria de Úber en el país. El gobierno mendocino otorgó a la empresa un estatus diferente al de transporte público. De este modo, se reglamentó que tenga que pagar los mismos impuestos, sin los beneficios fiscales que tienen taxis y remises. También se determinó que cumpla los mismos reglamentos y la revisión técnica, con el agregado de que los vehículos deben tener una antigüedad máxima de hasta cinco años, mientras que para el transporte público el límite es hasta diez. Además, la plataforma debe pagar el 1% de su facturación al Estado para la conformación de un fondo de fomento para los servicios de transporte.
Mientras tanto, en Rosario los conflictos entre taxistas y la llegada de la empresa tuvieron lugar en reiteradas oportunidades. El año pasado, un grupo de choferes de taxi mantuvieron una reunión con Pablo Javkin, en ese momento presidente de la comisión de Servicios Públicos, para plantear su descontento ante la potencial llegada. “Si (Uber) viene, nosotros nos quedamos sin trabajo”, sostenían. Por su parte, el edil Eduardo Toniolli sostenía que “quiere desembarcar ilegalmente en la ciudad”. Algo similar ocurrió con Cabify que, tras haberle ganado la pulseada a la Municipalidad, logró comenzar a operar en Rosario, luego de que le revocaran el permiso en 2019.
En octubre de este mismo año, cuando Uber anunció la ampliación de sus actividades en Santa Fe, ON24 consultó a distintos representantes del Concejo acerca del tema. Tratar la posible llegada de la aplicación a Rosario no se encuentra en agenda. Según dijeron “con la fuerte caída en los viajes a raíz de la pandemia, es muy poco probable que vaya a tratarse este tema en lo que resta del 2020”.