Negocio millonario por la venta de mangas inflables

La salida a la cancha de los equipos del fútbol argentino se ha convertido en un verdadero show en los últimos años, y una de las principales protagonistas de esto son las mangas inflables. Defensa y Justicia con su halcón o Gimnasia de La Plata con el lobo han sido algunos de los que decidieron personalizar el túnel por el que ingresan los jugadores al campo de juego, para ligarlo así con la identidad del equipo.

Air Jump es el principal proveedor de los clubes locales y la Selección, y aunque los precios de las mangas comienzan desde $ 25.000 y se extienden hasta $ 150.000, les proveen a los clubes un negocio millonario como espacio publicitario. Germán Sosa es dueño de Air Jump y trabaja junto a su papá, Oscar, en el negocio que logró hacer llegar su producto a las ligas de Suecia y Noruega. Reconoce que “si bien representa solo un 20 por ciento de nuestro negocio, el fútbol nos dio popularidad y reconocimiento”.

Los comienzos fueron a pulmón allá por 2005. Convencer a los poderosos clubes de Primera División de usar su modelo registrado de manga inflable era una tarea quijotesca porque la mayoría ya utilizaban el modelo cilíndrico antiguo. “A partir de clubes chicos que confiaron en nosotros nos fuimos abriendo camino”, recuerda Sosa y agrega que, en las primeras ocasiones, tuvieron que subsidiar hasta el 70 por ciento del costo.

Unas pruebas en Flandria y Huracán de Comodoro Rivadavia comenzaron a darle mayor visibilidad al producto hasta que lograron jugar en Primera cuando Independiente utilizó una de sus mangas. La necesidad y la urgencia terminaron generando un negocio fructífero para la empresa con base en Wilde. Un espacio entre la platea del estadio Libertadores de América y la entrada al túnel generaba un hueco por el que los jugadores deambulaban desprotegidos. Sosa decidió crear una pre manga para se mantuviera inflada durante todo el partido y la adornaron con los cuernos del diablo para hacerla más vistosa. “Ahí nació el tema de las mangas personalizadas, eso transformó la ecuación. Antes solo servía para proteger a los jugadores, pero pasó a ser parte de un show y ahora se espera que también sean lindas”, afirma el ingeniero civil recibido en la UBA. Esos modelos tan llamativos, como el tiburón de Aldosivi, muchas veces surgen de alguna agrupación que decide comprar la manga y le acerca algún diseño a la empresa para que lo traigan a la realidad.

Además de un deporte querido por millones de personas en el mundo, el fútbol también es un gran negocio y cada vez son más las empresas que deciden invertir para imprimir su nombre en la televisación de los partidos. Las mangas no se quedaron afuera y los clubes aprovechan para generar más ingresos en el club vendiendo ese espacio al mejor postor. “Muchos clubes, por temas financieros, delegan en los sponsors la compra de la manga, sin embargo, han tenido problemas de empresas que se llevan la manga cuando dejan de sponsorear al club”, comenta. Air Jump vende alrededor de 20 mangas al año e ideó un sistema de abrojos para poder cambiar las publicidades que se ubican sobre la lona en lugar de tener que diseñar e imprimir una nueva. Los precios de cada manga varían según su tamaño y el diseño: las más angostas de categorías infantiles rondan los $ 25.000, mientras que el valor de una de Primera División oscila los $ 50.000. Por su parte, los clubes que deseen personalizar el producto deberán desembolsar entre $ 120.000 y $ 150.000 o más. Sosa pronostica que el futuro de este negocio irá hacia la impresión de la cara interna de las mangas para “aprovechar cada espacio y hacerla rendir más”

 

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