En septiembre de 2016 terminó el contrato con Netoc SA que se había firmado por 15 años con la municipalidad de Santa Fe.
Una comisión conformada por concejales y representantes del ejecutivo municipal fue la encargada de elaborar el Master Plan, confeccionar pliegos y realizar el llamado licitatorio para una nueva explotación luego de la prórroga de un año otorgada a Netoc.
Finalmente la UTE conformada por las empresas de transporte Recreo SRL y Fluviales fue la única interesada en la administración de la estación de colectivos y las obras previstas en el pliego. Un resultado más que llamativo por la falta de interés empresario para hacerse cargo de la Terminal General Manuel Belgrano sumadas obras de remodelación para poner en valor el edificio y su entorno inmediato.
El único oferente presentado ofreció $ 26.651.947 por los trabajos a realizar-el presupuesto oficial se estimó en $ 21,086,647.46-. Si resulta adjudicatario, tendrá la concesión para administrarla por un período de 8 años con la posibilidad de prorrogar por un plazo idéntico.
Según declaraciones de Netoc al Diario El Litoral, la nueva licitación no resultaba atractiva porque “Se incrementaban los costos, el plazo es breve, no compartíamos el criterio de ampliar las funciones de la terminal y, además, la empresa se está reorientando desde hace varios años a actividades inmobiliarias y queremos concentrarnos en eso”.
Con este panorama, el fracaso de licitaciones por obras y explotación, no son únicamente patrimonio de la municipalidad de Rosario, la carencia de ideas por parte del estado para hacer de un espacio, de por sí atractivo, un buen negocio es notable. Una terminal de colectivos es un verdadero centro de servicios, donde no solo se venden boletos. Se trata de un espacio donde confluyen pasajeros de toda la región que consumen desde gastronomía a entretenimientos, libros, bancos, marroquinería y todo tipo de bienes y servicios accesibles a gente con tiempo ocioso esperando la hora de su viaje.
