Cada una con su estilo, la ciudad de Funes y la zona de Fisherton continúan marcando el termómetro del crecimiento inmobiliario de la zona oeste de Rosario, fundamentalmente consolidado a partir de los cambios de hábitat que impulsó la pandemia. Familias y parejas jóvenes en busca no sólo de espacios verdes, sino también más amplios y lejanos del bullicio céntrico para vivir y trabajar terminaron de inclinar la oferta inmobiliaria hacia productos o desarrollos que contemplan residencias, locales comerciales y oficinas.
Pero claro, las jurisdicciones en auge se diferencian, a su vez, entre sí tanto en su normativa de construcción urbana como en idiosincrasia, por lo que las tipologías adoptadas en Fisherton y en Funes para absorber la demanda migratoria del Centro son distintas.
En el “área” comprendida por la autopista Rosario- Córdoba, la ruta 9, el Ludueña y Wilde afloran los grandes lotes de desarrolladoras que ejecutan allí complejos de condominios en altura, que suman amenidades y espacios ecológicos.
Es el caso del proyecto Pilay Los Pasos, ubicado frente al Estadio Mundialista de Hockey, que se conforma por 7 bloques de 5 pisos, que disponen de 380 unidades con cochera, balcón, parrilla, Salón de Usos Múltiples, circuito interno de estaciones recreativas y un extenso sector verde de más de 18.000 m2.
O también el de Arboria, el desarrollo que las empresas Fundar y Rosental construirán sobre la autopista en un terreno de más de 200.000 metros cuadrados adquirido a Los Pasos del Jockey. Si bien aún las firmas se encuentran definiendo el masterplan, se sabe que será un proyecto que seguirá la saga que inició Condominios del Alto en Refinería y Puerto Norte, es decir, varias etapas de un desarrollo dispuesto en propiedad horizontal con mucho verde y amenidades de uso común.
En similar sintonía, aparece también el megaemprendimiento Condos Tierra Nueva, que lleva adelante la alianza NM – Proyectta en calle Alippi 9129, donde se despliegan varios bloques tanto de residencias, con más de 200 unidades ya entregadas, como de oficinas -con unidades modulares desde los 36 m2- y locales comerciales, que oscilan entre los 50 y los 200 m2 (Plaza Tierra Nueva I y II).
Continuando el área, pero ahora cruzando el arroyo y en jurisdicción de Funes, la tipología inmobiliaria vira hacia los barrios cerrados y abiertos con predominancia de viviendas unifamiliares, clubes de campo y áreas comerciales. Es decir, la fisonomía mantiene su espíritu de jardín, a diferencia de Fisherton, donde el perfil urbano del edificio de baja altura gana terreno.
Uno de los emprendimientos que da cuenta de estas características de la oferta inmobiliaria de la vecina ciudad es el barrio cerrado La Finca I, ubicado sobre Av. Arturo Illia y calle Urquiza, y desarrollado por el empresario Carlos Araujo sobre un predio de 68 hectáreas con 444 lotes, club house, locales comerciales, oficinas y canchas de tenis y fútbol.
Acompañando esta tendencia, cobran especial protagonismo los barrios cerrados Vida I y II, que desarrollan las empresas Rossetti y Rosental junto con Vida Multiespacio, Vida Jardín, Vida Lagoon y Vida Club de Campo, cuyas obras de infraestructura y el club house están a cargo de la firma Edilizia.
La misma alianza de estas firmas de renombre y trayectoria en el desarrollo inmobiliario proyecta, a su vez, dos nuevos barrios privados. Uno de ellos, San Patricio, emplazado en un predio de 45 hectáreas detrás del barrio Funes City y lindero a la ruta provincial 34S, que contemplará 680 lotes desde 500 metros cuadrados cada uno. El segundo se ubicará en la continuación de la Av. Fuerza Aérea formando una especie de triángulo con la “diagonal” que traza la autopista sobre un terreno de unas 34 hectáreas y lotes de 800 metros cuadrados.
También sumarán otro club de campo, Chacras, sobre la Ruta Provincial 34S y a metros del Aeropuerto Internacional de Rosario, con un loteo de 60 hectáreas y lotes de 1.500 metros cuadrados, cuyo 60% será destinado a uso residencial.
En tanto, mientras en el trayecto hacia el oeste de Funes se consolidan otros barrios como San Sebastián y Aguadas, al tiempo que también se impone la trilogía de los Funes Hills (San Marino, Cadaqués y Miraflores), seguidos por los barrios abiertos Cantegril, Don Mateo y Ocho Sauces en formato de condominios, como la rara avis que se remonta más a Fisherton.
Otro desarrollo con luz verde es La Finca II, un complejo de barrio cerrado y otro abierto con área comercial. El emprendimiento, también de Araujo, se ubica en un terreno de 60 hectáreas, en Galindo y Vélez Sarsfield -tierras que pertenecieron a la Estancia La Polola- y propone lotes de 600 metros cuadrados, con canchas de tenis, fútbol y básquetbol, además de frondosa forestación con parque y laguna.
Dos potencias del lado sur de la Autopista
Funes también exhibe dos imponentes desarrollos privados en su sector sur: por un lado Kentucky Club de Campo, el primer barrio privado de la familia Rossetti, que marcó una bisagra en el crecimiento inmobiliario sostenido de la ciudad a inicios de los 2000 y por otro, el mega desarrollo Estancia Damfield, que involucra un barrio privado que será el único que cuente con 20 ha deportivas.
El nuevo desarrollo urbanístico ubicado a escasas cuadras de la Autopista Rosario Córdoba, tiene una superficie de 70 hectáreas, conformadas por un 60% de áreas verdes y un 40% restante de tierras destinadas a lotes de 800 m2.
La sólida infraestructura, estará acorde con los tradicionales barrios privados de la ciudad, con calles internas pavimentadas, terminación de cordones suaves e iluminación led de cableado subterráneo.
La forestación estará a cargo del reconocido paisajista Luis Fuster -Fuster y asociados en alianza con URVE paisajismo-, quien ya bosqueja una densa cortina verde para enmarcar el predio, otorgando especial privacidad con una cuidadosa selección de especies, priorizando las autóctonas.
REDACCIÓN ON24