La semana pasada, una pequeña start-up de Arizona cerró una ronda de financiación de 15 millones de dólares (unos 13,5 millones de euros) liderada por las agencias de capital riesgo de Silicon Valley (EEUU) Canaan Partners y Norwest Ventures. World View, que se ha autodenominado como una empresa de “globos espaciales”, fue fundada con el objetivo de enviar turistas al borde del espacio mediante globos en lugar de cohetes.
Es la última de una serie de importantes inversiones espaciales. También la semana pasada, Spaceflight Industries, una empresa de Seattle (EEUU) que organiza lanzamientos de pequeños satélites, anunció una ronda de inversión de 18 millones de dólares (unos 16 millones de euros) para financiar su propia constelación de satélites para sacar imágenes de la Tierra. La empresa quiere que cualquier usuario desmartphone pueda solicitar imágenes de cualquier lugar sobre la faz de la Tierra en 90 minutos, a cambio de 90 dólares (unos 81 euros). Planetary Resources, otra start-up de Seattle, recaudó más de 20 millones de dólares (unos 18 millones de euros) en mayo para su objetivo a largo plazo de minar asteroides extraterrestres.
La industria espacial privada está empezando a estar dominada por empresas fundadas y en gran parte financiadas por unos pocos multimillonarios apasionados, concretamente Elon Musk, Jeff Bezos y Richard Branson. SpaceX de Musk y Blue Origin de Bezos han demostrado que los cohetes comerciales reutilizables prometen rebajar drásticamente el coste de alcanzar el espacio, mientras que Vulcan de Paul Allen está desarrollando Stratolaunch, el avión más grande del mundo, para realizar lanzamientos de cohetes desde el aire cada semana. Y esos esfuerzos ahora han dado lugar a varias start-ups respaldadas por emprendedores e inversores más pequeños que perciben el potencial para generar beneficios en el espacio. “Por fin la comunidad de inversión se está tomando el espacio en serio”, dice la CEO de World View, Jane Poynter, y añade: “Llevamos décadas hablando de un vibrante ecosistema de emprendedores e inversores, y por fin ya está emergiendo”.
Aún faltan por lo menos varias décadas para que podamos lucrarnos del espacio al minar asteroides o fabricar productos exóticos. Pero mientras es posible generar beneficios al respaldar las aspiraciones de varios países y dar servicio a una creciente industria de satélites.
Los inversores de capital riesgo empezaron a prestar atención de verdad cuando la empresa de captación de imágenes terrestres Skybox fue vendida a Google en 2014 por unos 450 millones de euros. Google rebautizó a la empresa con el nombre Terra Bella, y acaba de poner en órbita el primero de su segunda generación de satélites capaces de grabar vídeo de alta definición a una resolución de un metro en la Tierra.
La mayoría de las veces, los sueños visionarios del turismo espacial estratosférico y minería de asteroides tienden a dar paso a modelos de negocio más mundanos que ofrezcan un retorno más rápido. En lugar de transportar pasajeros humanos, World View ahora se centrará en vehículos lanzados por globos que aspiran a proporcionar las capacidades de comunicaciones e imágenes de los satélites tradicionales a una fracción de su coste.
Planetary Resource empleará su reciente inversión para dirigir sus primeros telescopios espaciales hacia la Tierra para ayudar con la agricultura de precisión. El CEO de la empresa, Chris Lewicki, concluye: “Tenemos que construir modelos de negocio escalables y reproducibles, como cualquier empresa”.