6 de abril de 2018- La disputa comercial entre Estados Unidos y China no representa –necesariamente- una oportunidad para la región. Si bien todavía no rigen formalmente las restricciones con las que se amenazan ambos países, su implementación tendría ramificaciones que tocan a la Argentina.
“No se esperaba que entre los productos a los que se les iba a poner aranceles estaba incluida la soja (del 25%)”, apuntó la sub directora de Informaciones y Estudios Económicos de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), Patricia Bergero. Según la especialista, la noticia resultó “un baldazo de agua fría”, que obligó al mercado a recalcular el impacto.
“Hoy, los tres grandes proveedores de soja en grano son Estados Unidos, Brasil y Argentina. El 60% del comercio de soja en el mundo va a China, que a la vez es el destino más importante para las exportaciones agropecuarias de Estados Unidos”, explicó Bergero en dialogo con Fisherton CNN.
De quedar efectivo el arancel a la soja, entre las opciones que puede barajar China es mirar a Sudamérica, donde Brasil tendría una ventaja comparativa. “Argentina, con la producción que tiene, no llega a cubrir el cupo que precisa el mercado asiático”, precisó la especialista. Y ahondó, “lo que se podría hacer es sacarle al resto de los destinos, como por ejemplo, la que va a industrialización, para destinarlo al mercado chino”; no obstante, el país no cumple con los estándares proteicos que exigen los asiáticos, mientras que Brasil y Estados Unidos sí lo hacen.
En este marco de situación, para China, continuar comprándole granos a los norteamericanos supone pagar precios más caros (gracias a los aranceles), pero si deja de hacerlo no tiene un suplente directo que pueda satisfacer toda su demanda.
La oportunidad para la Argentina puede presentarse en el caso de que China decida suplir la importación de materia prima con productos procesados, tales como harinas o aceites, donde nuestro país en la actualidad cubre el 50% del mercado mundial.
Según la BCR, a largo plazo, en caso de procederse con las medidas anunciadas, podrían reacomodarse los flujos internacionales de comercio de modo que se incrementen los embarques sudamericanos a China y Estados Unidos destine una mayor proporción de su poroto a otros destinos alternativos. En tanto se alcance una nueva situación de equilibrio, el shock de corto plazo presionaría a la baja los precios de la soja estadounidense mientras que subirían las primas para los embarques sudamericanos, ampliando la brecha entre ambos orígenes.
REDACCIÓN ON24