“Todo empezó como un hobbie y logramos construir La Ruta de la Llama, donde ya trabajan 92 tejedoras y sus familias con la marca Phida”, explica Mariel Blanco, la emprendedora que triunfa en la Argentina y Europa con tejidos andinos hechos a mano en la provincia de Jujuy.
Recién llegada de Londres, donde participó de dos ferias internacionales de diseño con sus productos durante septiembre y diciembre de 2015, la fundadora de Phida apuesta a conquistar las ventas en el mercado europeo a través de Grow Global -un programa que impulsa el desarrollo de emprendedores- durante este año y el próximo.
Con dos agujas de crochet, Blanco se lanzó en 2013 a tejer ella misma bufandas y muñecos para niños que cautivaron al público por sus diseños, en los que logró ternura y calidez. Teorema, Pitágoras y Fibo forman parte de su línea Phida Kids, productos de gran demanda cuando se exponen en las ferias de diseño.
Oportunidad
El proyecto de diseñar, crear prototipos y producir a escala tomó mayor impulso a principios de 2015, cuando Blanco, de 38 años, perdió su trabajo. Con fondos propios y la colaboración de inversores continuó apostando.
Phida propone varias líneas de accesorios, como guantes, mitones, medias, polainas, bufandas y gorros. Además de las mantas de cama y los almohadones para el hogar.
Los negocios de los barrios porteños de Palermo, Recoleta y San Telmo fueron las primeras sedes de sus exposiciones, que luego la llevaron a la Feria Puro Diseño de Buenos Aires.
En 2015 fue la cancillería argentina que contactó a la diseñadora para que Phida participara de una convocatoria que se lanzaba a nivel nacional.
“En agosto del año pasado me avisaron que había quedado seleccionada para representar a la Argentina en Inglaterra en las ferias de diseño. No lo podía creer”, explica Blanco mientras se le representa la serie de obstáculos que sorteó para cumplir su sueño.
La primera feria se hizo en septiembre de 2015 y allí fue elegida como la única diseñadora argentina que representaría a su país en Ideal Home Show edición Navidad, en diciembre. Luego serían las ferias de Nothing Hill y Luxemburgo las que requerirían de Phida.
El secreto de las ventas de Phida está en la calidad de sus materias primas, tejidos a cinco agujas y telar, como los diseños y con fibras naturales.
Entre septiembre y diciembre del año pasado, Mariel Blanco, con la colaboración de la Secretaría de Agricultura y Comercio de la provincia de Jujuy, emprendió La Ruta de la Llama, un proyecto que genera trabajo para erradicar el clientelismo de los planes sociales.
Producción de altura
A más de 4000 metros de altura entre los cerros jujeños, los lugareños de localidades y pueblos como Alfarcito, Rinconadilla, El Toro, Susques, Abra Pampa, La Quiaca, Cusi Cusi, Rinconada, se entusiasman y producen y comercializan sus productos a través de cooperativas.
Al puñado de emprendedoras que empezaron se le fueron sumando cada vez más hasta llegar a 92 tejedoras (y sus familias) que forman parte de la iniciativa en la actualidad.
“La idea es recuperar la técnica del tejido andino antiguo, pero a la vez apuntamos a optimizar la calidad de la materia prima. Capacitamos a la gente en comercialización para que puedan vender sus diseños a los turistas de todo el mundo que llegan a Jujuy”, dice Blanco.
“En Phida y la provincia de Jujuy implementamos el sistema de fair trade, o comercio justo, y las tejedoras ponen el precio a su mano de obra. Se les enseñó a hacer transferencias bancarias y armar presupuestos, con la idea de que puedan crear su propia línea de emprendimiento”, continúa Blanco entusiasmada.
“Apuesto a trabajar en equipo y este proyecto no sólo es comercial, es cultural e inclusivo. Emociona ver crecer a los pueblerinos y la conexión que se gestó por la producción y comercialización de sus productos, su mano de obra y la revalorización de sus técnicas ancestrales”, concluyó la joven empresaria.
De Jujuy a Londres
Tradición andina
A los 38 años y después de quedarse sin trabajo, Mariel Blanco creó la marca Phida que hoy trabaja con tejedores de toda la provincia y comercializa sus prendas en Inglaterra y otros mercados europeos, bajo el concepto de comercio justo.