Cada vez son más los argentinos que se sienten desorientados a la hora de decidir una compra. Por efecto de promociones y olas de descuentos, existe un mercado totalmente distorsionado del que la industria de la indumentaria no escapa.
“Recién en el 45 por ciento del precio se comienza a contabilizar los costos internos, servicio, mano de obra, distribución”, explican los altos precios referentes del sector en el marco del Primer Foro Estratégico organizado por la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI) donde los diferentes actores de la cadena de valor presentaron sus visiones y propuestas sobre el desarrollo y futuro del mercado. Un primer encuentro, de una serie de reuniones, donde se irán discutiendo los aspectos clave para el desarrollo del sector.
Durante el encuentro, Diego Coatz, economista jefe de la UIA, detalló la estructura de costo de un jean vendido en un shopping para ofrecer un panorama más claro del porqué de los valores. Explicó que un 27,2 por ciento se destina a impuestos, un 9,4 por ciento a costos financieros, un 18,7 por ciento al alquiler comercial, mientras que sólo 19,1 por ciento va para la marca y apenas un 19,6 por ciento al costo industrial (incluidas las materias primas).
“Uno de los falsos paradigmas es pensar que los grandes retailers internacionales venden barato porque son buenos o caritativos. También se habla erróneamente de la democratización de la moda. El fast fashion (producción masiva a bajo costo) entretiene como el fast food pero a nadie se le ocurre comer todos los días. El tema es estructural: dónde se produce, a qué escala y de qué manera”, resaltó en su exposición Claudio Drescher, presidente de CIAI y presidente de Jazmín Chebar y agregó: “no queremos una economía cerrada, no creo que sea sostenible pero si una administración del comercio inteligente. Si viene H&M, Primark me gustaría que produzcan en el país y no que vengan a vender los excedentes de un mundo en crisis. Pretendemos que vengan inversiones que generen trabajo, empleo . Los inversores no construyen países, lo construye la clase dirigente” .
“La Argentina apuesta a la construcción de marcas con diferencial, y no fast fashion. El desafío reside en la reconversión del mercado”, coincidió Laura Novik, consultora de Blink Design Chile ,otra de las speakers del encuentro. “Caemos en el error de comparar una marca de diseño de autor nacional con una de fast fashion. Los argentinos se preguntan “¿por qué cuesta tanto una prenda?” cuando deberían preguntar lo inverso. Consultar por los estándares de calidad y si las marcas realizan un trabajo responsable”, agregó Novik.
Los bajos precios del mercado chileno que incentivaron los tours de compras tienen su explicación. La historia política económica de Chile, llevaron a que se adoptara un modelo donde se favoreció las importaciones. “Me llamó poderosamente la atención lo que se ha construido en Argentina. Tienen una industria poderosa. En Chile eso no existe”, declaró Hugo Baierlein, ex Gerente de Comercio Exterior de la Sociedad de Fomento Fabril de Chile, quien expuso durante el encuentro un repaso histórico de cómo el sector textil indumentaria de su país fue desapareciendo por la competencia desleal importada.
La difícil coyuntura económica que atraviesa la industria nacional de indumentaria resultó un campo propicio para la definición de un plan estratégico del sector. Algunas de las propuestas planteadas incluyeron la batalla contra el contrabando, flagelo al que resulta necesario combatir, y la revalorización de la educación y la formación en oficios como herramienta fundamental para un trabajo competitivo.
Además, la lucha contra el trabajo irregular y la trazabilidad de las prendas, que permite identificar con más claridad los procesos productivos y cómo llega la prenda a la comercialización. “Es clave generar empleo de calidad, con políticas productivas y comerciales, es compleja, pero desafiante. Hoy casi el 70 por ciento de los empleados del sector están en negro”, aclaró Drescher quien también se refirió al modelo chino: “ tienen un plan estratégico. No hacen ropa barata para el occidente ni para abastecer a la clase media del sistema capitalista. Tienen un plan estructural claro”. Coatz por su parte cerró el panel con una declaración explosiva: “Abrir a la importación sólo garantiza perder puestos de trabajo nacionales, y no disminuir los precios de la ropa”.