A pocas semanas de haber asumido, el gobierno de Perotti busca poner en caja los números en rojo de la gestión socialista. En uno de esos casillero figura la EPE que – según lo que expuso la flamante ministra de Infraestructura santafesina- Silvina Frana, tiene un pasivo de de $5 mil millones.
Si bien luego de las declaraciones de Frana, varios exfuncionarios del gobierno de Miguel Lifschitz salieron a desmentir la gravedad de los números, lo cierto es que la empresa de energía (hoy intervenida), mostró durante la última década complicaciones que bien pueden explicar su situación actual, por fuera de las diatribas discursivas de la política.
Según un reciente informe realizado por Fundación Libertad en colaboración con FIL, y la Red Federal de Políticas Públicas, la EPE destina mucho más recursos a erogaciones corrientes que de capital, su planta de personal no ha parado de crecer y tiene un bajo nivel de eficiencia.
Gastos corrientes vs. inversión
Respecto al primer punto, del total de su presupuesto del año 2017 ($17.204,1 millones), los gastos corrientes son lo que se llevan la mayor parte de la torta: el 94,3% del total ($16.220,7 millones), mientras que las erogaciones de capital representaron solo el 5,7% restante ($983,3 millones).
En la década comprendida entre 2007 y 2017, el promedio de erogaciones en capital fue del 8,4% con un máximo en 2015 (13,2%) y mínimos en los años 2010 y 2017 con el 5,7% mencionado anteriormente.
Aumento de la planta de personal
Buena parte de los gastos corrientes se explican por el gasto en personal, que representó el 25,4% del total de erogaciones. Para el mes diciembre 2017 la EPE contaba con 3.876 empleados entre permanentes y temporarios. Durante el período 2007-2017 la cantidad de empleados fue siempre en aumento dando un total de 732 nuevos trabajadores durante el período en cuestión, es decir, un crecimiento del 23,2%. Esto muestra un contraste con años anteriores, entre los años 2000 y 2007 la cantidad cayó levemente de 3.160 a 3.144 empleados, es decir, una reducción del 0,5%.
La EPE gasta en personal 4,4 veces más de lo que ejecuta en erogaciones de capital, teniendo una de las tasas más altas de empleados en relación a la cantidad de clientes: un empleado cada 342,2 usuarios (datos de 2015).
Ineficiencia
Otro parámetro a tener en cuenta es el porcentaje de pérdidas de energía. El mismo surge de la diferencia entre la energía comprada y la energía vendida y pueden ser clasificadas en pérdidas técnicas y no técnicas. Las pérdidas técnicas se relacionan con la energía que se pierde durante el transporte y distribución dentro de la red como consecuencia del calentamiento natural de los transformadores y conductores que transportan la electricidad desde las centrales generadoras a los clientes. Las pérdidas no técnicas representan el saldo restante de las pérdidas de energía de la compañía y obedecen principalmente al uso clandestino del servicio de la compañía y a errores administrativos y técnicos.
En este punto se observa que EDENOR en el tope de la tabla como la de mayor porcentaje de pérdidas con un 17,1% seguido por EPE con 14,9%. En tanto que la de menores pérdidas son ENERSA con 10,4% y EPEC con 11,4%.