En un apartado rincón de ese gigantesco imperio que es el recinto ferial de Colonia donde se realiza la Gamescom 2016, una de las citas para los amantes de los videojuegos más importantes del mundo, figura el pequeño stand de Chile. País debutante en estas lides, llega a Alemania con siete empresas que ofrecen sus productos en medio de la amplia gama de expositores que compiten por atraer la atención de inversionistas e interesados en el negocio del entretenimiento frente a la pantalla. No es un desafío menor, pero el país sudamericano trajo sus armas y espera defenderse con ellas ante las potencias.
La inédita presencia se explica por una razón sencilla: el Estado ha descubierto la importancia de inyectar recursos en una industria que genera empleos y es rentable. Julio Marambio es el presidente de VG Chile, la asociación de videojuegos que reúne a 36 empresas del rubro. Entre reunión y reunión, Marambio revela a DW que “las economías creativas están asumiendo un rol importante dentro de la matriz productiva. Hemos visto un creciente apoyo de las instituciones del Gobierno para fomentar el desarrollo de industrias como la nuestra”.
Apoyo es precisamente lo que se requiere para competir en un mundo como el de los videojuegos. México y Brasil son otros países latinoamericanos presentes en la Gamescom, con stands grandes y llamativos. Colombia y Chile, en cambio, optan por algo menos vistoso, pero no por eso menos interesante. “Estar acá para nosotros es muy importante, porque hay un mercado creciente y se están estableciendo relaciones con partners en Europa. Estar en Gamescom nos ayuda a consolidar nuestra imagen y a posicionarnos como un punto clave de desarrollo”, apunta Marambio.
Bananas y cerdos
El recinto ferial de Colonia se transformará hasta el domingo 21 de agosto en un universo paralelo. Recorrerlo es verse rodeado de muchachos disfrazados y amantes de las opciones que entrega la fantasía virtual al servicio del entretenimiento. Si bien está pensada como una instancia de intercambio comercial, Gamescom también abre sus puertas a un público ávido de recuerdos de sus personajes favoritos, así como de probar las nuevas propuestas de las empresas.
Aunque participan activamente de otras ferias, la de Colonia era ajena para los creadores chilenos. Banana Kong, que la compañía chilena Gamaga lanzó al mercado en 2013 con extraordinario éxito a nivel internacional, mostró que el camino en esta área de los negocios era transitable también para los emprendedores del país sudamericano. En 2011, ePig Games había adelantado, con los juegos donde el chanchito Eddie protagonizaba una serie de aventuras, que ese recorrido no era una ilusión.
“Chile poco a poco se ha ido posicionando. El hecho de que el mercado interno sea reducido nos ha obligado a tener una visión más global, a ver la industria como un todo y saber que debemos estar conectados con el mundo, porque si no no somos sustentables”, dice Marambio. “Todo eso implica ser más competitivos. Además, tenemos mucho talento artístico, técnico, de programadores, y tenemos ventajas como el nivel de costos y cercanía cultural con otras compañías occidentales”, agrega.
Negocio creciente
Las estimaciones aseguran que en 2015, la industria de los videojuegos facturó en Chile 13 millones de dólares, cifra que en 2016 ascendería a los 15 millones de dólares. “En los últimos cinco años la industria ha crecido anualmente entre un 15 y un 20 por ciento”, estima Marambio, quien reconoce que “obviamente nuestro nivel de facturación no es muy alto”, pero sí demuestra que es sustentable. Precisamente a eso apostó ProChile, la entidad gubernamental que promueve bienes y servicios del país en el extranjero, cuando en 2011 comenzó a apoyar a la industria de los videojuegos.
¿El objetivo de Chile para la Gamescom 2016? Mostrar algunos de sus productos, como los exitosos “Deadly Tower of Monsters” y “Rock of Ages”, de la empresa santiaguina ACE Team. El primero es “un juego con una estética de cine clásico, terror y fantasía”, dice Marambio, que adelanta que la firma trabaja ahora en la secuela de “Rock of Ages”. El presidente de VG Chile también destaca a “Omen of Sorrow”, el primer juego de peleas hecho en en el país por AOne Games. O “The Watchmaker”, de Micropsia Games, que acaba de cerrar un contrato de publicación con una firma de República Checa.