La Gripe Española de comienzos del siglo pasado duró más de dos años. En esa época también se creía, estimados lectores, que por decidir políticamente que todo se había acabado, todo se había acabado. A los hechos no le importan nuestros sentimientos ni nuestros deseos. Las cosas son como son, así sin más. A veces con ton, a veces sin son.
Vamos rumbo a comenzar oficialmente el tercer año de pandemia, y hemos tenido algunas
luces entre tantas sombras: los avances tecnológicos y los progresos del capitalismo nos han permitido dar una respuesta previamente inimaginable a los estragos del coronavirus. Sin embargo, estamos delante de los momentos más crudos.
¿Por qué decimos que estamos delante de los momentos más crudos, si justamente
parece ser que la pandemia comienza poco a poco a cejar? Desde la Redacción de ON24 siempre hemos sido claros al respecto: cuando lo sanitario comience a ser un problema menor, todo lo que se ha producido alrededor de la pandemia y las decisiones del Gobierno se desnudará totalmente ante nuestros ojos. Una economía destruida, libertades perdidas,
problemas de salud y mentales de todo tipo. Las consecuencias de la pandemia, mal que nos pese, aún no las hemos visto.
Y quedan 22 meses de Alberto Fernández en el poder. Veintidós largos meses en los que puede pasar absolutamente cualquier cosa. Sólo nos queda arremangarnos y seguir trabajando, como lo hemos hecho siempre. Porque Argentina se construye trabajando de buena fe y de buena voluntad. Otra no queda. 2022 recién empieza.
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