El Bar Victoria, ubicado en la emblemática esquina de San Lorenzo y Roca, cerró sus puertas luego de la noche del domingo 31 de octubre. La construcción de 250 metros cuadrados de planta baja, propiedad de un grupo familiar, fue puesta en alquiler casi de inmediato y, según sus dueños, se encuentra apta para recibir prácticamente cualquier tipo de rubro.
El local data de fines del siglo XIX. Supo funcionar como pulpería en sus orígenes, cuando trabajadores de la zona canjeaban allí sus bonos por alpargatas, grapa y otros bienes. Más cerca en el tiempo albergó un restaurante tipo fonda en la década del 80, un pub a principios de los 2000s y, desde hace once años, al Bar Victoria.
El edificio, que forma parte del patrimonio histórico local, no solo tiene 250 metros cuadrados de planta, sino que, además, cuenta con dos habitaciones de 30 metros cuadrados en un nivel superior en las que funcionaban una oficina y la maquinaría de panificación para proveer al bar.
El nuevo contrato de locación que se firmaría con la potencial nueva firma que allí desembarque deberá tener una duración de tres años. El valor total del trato no está disponible, pero, según comentaron a este medio fuentes cercanas a los propietarios, “hace once años hubo que poner unos 80 mil dólares para acceder a esta esquina tradicional. Hoy por ese dinero puede cubrirse el primer contrato y sobra plata”.
El bar Victoria tenía una propuesta que combinaba lo familiar con almuerzos ejecutivos pensados para el sector bancario y el nuevo edificio de la Bolsa de Comercio. Sin embargo, luego de la prolongada cuarentena, el boom del home-office y el cambio del horario bancario no logró recomponer una clientela como para mantener su estructura.