El clima de negocios en Uruguay, los “nudos” a desatar para favorecer inversiones y el “last dance” del Mercosur

ON24 dialogó con el reconocido economista uruguayo Ignacio Munyo. “Uruguay tiene que concentrarse en hacer sus propios deberes, más que mirar a los costados”, sostuvo.

Ignacio Munyo es un reconocido economista uruguayo, consultor de empresas y director ejecutivo de Ceres, think tank especializado en políticas públicas, líder en el vecino país, además de profesor titular de la Escuela de Negocios de la Universidad de Montevideo y miembro de la Academia Nacional de Economía.

El especialista disertó en el marco de una jornada académica que organizó el Instituto Manuel Oribe, perteneciente al Partido Nacional, donde expuso sobre los desafíos y problemáticas que enfrenta la pesca en Uruguay, como actividad productiva. Concretamente, Munyo indicó que, si el país dejara sin efecto varias de las restricciones que rigen para el sector, el mismo podría más que duplicar su producción.

En ese marco, Munyo dialogó con ON24, donde si bien destacó el clima de negocios que existe actualmente en el vecino, consideró que para potenciarlo, se debe adoptar una política de Estado que se encamine a desregular y a bajarle los costos de producción al sector privado.

El tema de la pesca que exponías recién se puede trasladar, seguramente, a varios sectores de la economía. ¿Cómo está hoy el clima de negocios en Uruguay?
El clima de negocios es bueno y, comparado con otros países de la región, es muy bueno. Ahora, cuando uno entra en los detalles, se encuentra que hay nudos que hay que ir desatando para aprovechar más las oportunidades.

¿Por ejemplo?
Tenemos un país que es una marca reconocida en el mundo. Cuando uno viaja a foros de negocios, empresariales o académicos, Uruguay es visto con buena cara por inversores y hay mucho interés. Pero a la hora de concretar esas inversiones, que es donde empieza a jugar la rentabilidad, es cuando tenemos que levantar algunas barreras, que el país todavía tiene en materia de regulaciones y costos de producción.

Cuesta sacarle la soga del cuello al sector privado, lo que debería ser una política de Estado…
Sí, cuesta porque históricamente tenemos muchas regulaciones que se superponen una sobre otra y eso conspira contra la inversión privada, claramente. Este tema es parte de una agenda que inició este gobierno y que va a tener que continuar el próximo porque los tiempos no dan para hacerlo en un solo periodo.

¿Qué sectores ves con mayor potencial si se quitaran esas trabas?
Hay muchos sectores que pueden mejorar, recién hablábamos de la pesca como un sector que puede más que duplicar su producción. El sector tecnológico y la exportación de servicios tiene mucho potencial. En la producción agropecuaria concentrada en la conservación del medio ambiente, también hay una gran oportunidad para Uruguay para que aumente el valor de la producción que se paga más cuando se cumple determinados estándares. Es responsabilidad de los gobiernos desatar estos nudos que hacen que no florezcan estas inversiones.

¿Cuánto se podría potenciar todo esto en conjunto con Argentina, si el vecino país dejara atrás definitivamente el populismo?
Habrá que ver. Uruguay tiene que concentrarse en hacer sus propios deberes, más que mirar a los costados. Hay trabas internas en el aspecto laboral que es fundamental levantar para que las inversiones sean más propicias, independientemente de lo que pase en otros países. Uruguay tiene sus propias tareas para generar las condiciones de rentabilidad.

Ahora, Uruguay impulsa un acuerdo entre Mercosur y Unión Europea, de apertura al mundo, y Argentina no acompaña…
Ojalá, se cierre el acuerdo, pero en el caso de que fracase nuevamente, creo que se darían las condiciones para revisar el Mercosur. Creo que es la última, the last dance, del Mercosur con este acuerdo con la UE: si sale, es muy bueno para Uruguay, pero si no, demuestra que el Mercosur no tiene mucha razón de ser en la forma actual en la que está establecido.

REDACCIÓN ON24

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