Obring comenzó a funcionar en 1967 como un proyecto del rosarino Ruben Gagliardo, que, junto a su socio Elías Knobel, decidió probar suerte en tierras patagónicas, donde afloraban las oportunidades de trabajo y negocio en obra pública.
Ya recibido como ingeniero civil, con su esposa y su primer hijo, Franco, recién nacido, Ruben llegó a Chubut para comenzar a dar sus primeros pasos como subcontratista de las grandes empresas de obras viales que estaban llevando adelante la red primaria de caminos y rutas de la Patagonia.
Con la sociedad Gagliardo-Knobel, empezó a desempeñarse con trabajos de alcantarillas y otras obras menores, hasta que al poco tiempo Vialidad Provincial les adjudicó la construcción de un puente de 120 metros sobre el Río Chubut. Fue su primera obra de importancia. A partir de ahí, el espíritu emprendedor cobró ímpetu y se inició un camino de crecimiento constante que les permitió transformarse en contratistas directos para trabajos
de mayor envergadura.
Ya desde aquel entonces, Ruben pensaba en algo poco común en Argentina: el largo plazo. Y para apostar a él, tenía clara su estrategia: diversificar su matriz empresarial. Así fue que nació el proyecto del Hotel Tehuelche en Esquel, con mano de obra y financiación propia, y comenzó con la actividad agropecuaria comprando un importante campo agrícola en la localidad de Marcos Juárez.
Años más tarde, por razones familiares, el empresario rosarino volvió a su ciudad natal, adquiriendo el paquete accionario y el fondo de comercio de la sociedad y estableciendo, en 1978, Obring S.A. Si bien mantuvo su fuerte impronta de crecimiento en obra pública, Obring se mantuvo cauta en su estrategia de diversificación de los negocios y trató siempre de fortalecer todas sus unidades.
“Una de las características nuestras es que no tuvimos particularmente un año de click o de boom, eso es, creo, lo que nos da respaldo y credibilidad en lo que hacemos. Si bien siempre hubo años mejores que otros, fuimos incorporando unidades y proyectos de a poco, fuimos sobre pasos sólidos y progresando, siempre en forma controlada, creciendo conjuntamente con la capacidad de nuestra organización”, afirmó a ON24 Franco Gagliardo, actual director de Obring Ingeniería.
“Diversificar riesgo significa, a veces, bajar la rentabilidad global. Nosotros diversificamos y ganamos en solidez, bajando el riesgo. Entonces, quizá los años que anduvo mal la obra pública, la obra privada, o los desarrollos inmobiliarios; o hubo crisis en el campo, ya sea en el agro o en la ganadería, nos pudimos sostener igual y sobrellevar las crisis, a través
del apoyo entre las distintas unidades de negocio”, subrayó.
Franco es el mayor de cuatro hermanos, que fueron incorporándose a la empresa, cada uno en su especialidad, lo que les permitió forjar y solidificar nuevas unidades de negocio. Franco (Ingeniero Civil) se sumó en 1989; Andrés (Ingeniero Agrónomo) en 1994; Mauro (Ingeniero Agrónomo) en 1997, y Pablo (Arquitecto) en 1998. Así, la empresa conformó el Grupo RJG, que tiene a Franco al frente de Obring Ingeniería; a Andrés y Mauro, a cargo de las unidades agropecuarias; a Pablo, como director de Obring Arquitectura, y a Ruben como director general.
El Grupo, cuyas unidades son líderes en el mercado de Rosario y la región con fuerte posicionamiento de marca cada una en su rubro, hoy emplea en forma directa a más de 600 personas.
Obring Ingeniería ha participado de obras emblemáticas de la región como la Circunvalación de Santa Fe, el acceso al Aeropuerto de Rosario (y ahora la ampliación de la terminal junto a la empresa Helport S.A.), varias rutas provinciales y nacionales, la doble traza de la Avenida Wheelright, la reconstrucción del muelle de Parque España, el Acueducto Centro, el Aliviador III, entre otras.
Obring Arquitectura, por su parte, ha logrado instalarse como líderes en diseño, calidad y compromiso con el contexto urbano. “Eso es lo que nos distingue, quizá no en el volumen, no somos los que más desarrollamos en la ciudad, pero hemos creado una marca con un concepto contemporáneo de diseño”, señaló Franco. Ahora, en uno de sus proyectos más ambiciosos, están construyendo las tres torres de Costavía, junto con la firma Rosental, en Rivadavia y Rodríguez.
Respecto a los negocios agropecuarios, produce soja, trigo, maíz, carne porcina, bovina y ovina, tanto en campos propios como rentados. Además, el Grupo ha incorporado en los últimos años, y hoy ya se encuentra en proceso de ampliación, una importante granja porcina, con genética de punta en Tortugas. Otra gran apuesta es el crecimiento en la actividad ganadera bovina, con el desarrollo de un importante establecimiento de cría en Formosa, y un feed lot en Córdoba. También es muy intensa la actividad agrícola en establecimientos de Santiago del Estero, Santa Fe y Córdoba.
Además, el grupo familiar también sumó Puerto Ludueña, un desarrollo náutico y recreativo situado en Rosario, construido y administrado por Obring como concesión de obra pública municipal.
“Lo que nos deja como legado esta historia es que si cumplimos 50 años, es porque se puede pensar en el largo plazo en Argentina, a pesar de los ciclos económicos recurrentes que han atravesado el país en estas décadas. Y eso creo que es un mensaje muy fuerte que nos deja mi padre, no sólo a sus hijos y sus nietos, sino creo que es válido para cualquier tipo de organización empresarial, social o gubernamental. Nuestros dirigentes deben ser los primeros en pensar en 50 años, pensamientos estratégicos para un país y para una región. Hay buenos ejemplos, y son los que han dejado marcas en nuestra historia”, reflexionó Franco. “Pensar a largo plazo y en proyectos que trasciendan generaciones creo que es la clave de todo esto”.
Con esa mira en el largo plazo que permita administrar la compañía dentro de varios años y sumando profesionalización, la familia ya prepara a la tercera generación, que, según indicó Franco, aún no se han incorporado a la empresa -algunos están iniciando o promediando sus carreras universitarias-, pero “ya se están acercando al Grupo”.