“La avenida Costanera, a la altura de barrio San Vicente, es uno de los sitios más deprimidos de la ciudad de Córdoba. Se trata del sector ubicado al este del vado Sargento Cabral, frente a barrio Yapeyú. El paisaje del lugar está compuesto por las riberas del río Suquía totalmente degradadas y repletas de basura. También hay espacios públicos usurpados y viejas estructuras industriales”. Así describe el medio cordobés La Voz, en un espacio creado por el matutino “pensando Córdoba”, destinado a la publicación de ideas creativas -en su mayoría urbanísticas- para la comunidad. En Rosario y su extensa metrópoli sobreabundan los espacios públicos abandonados, predios convertidos en basurales de extrema peligrosidad. El replanteo de los mismos requiere también de ideas innovadoras y proyectos sustentables para su ejecución.
El caso cordobés:
Los arquitectos Manuel Stantero, Nicolás Delprato y Marco Porporato plantearon un ecomercado sustentable, aprovechando los galpones ubicados en el lugar, hoy ocupado por un gigantesco basural.
“Desarrollamos como tema la inserción de cultivos intensivos dentro del ejido urbano de la ciudad, generando un espacio de intercambio comercial, cultural, educativo y social al que denominamos Ecomercado San Vicente”, comentaron los profesionales.
En el proyecto, se plantea extender un espacio verde teniendo en cuenta la cota de inundabilidad, colocando vegetación autóctona, acequias de riego y huertas comunitarias.
Además, se incluye un eje de viviendas sociales y locales comerciales sobre calle Obispo Maldonado, y otro de sitios culturales sobre Gorriti.
Acompañando al espacio verde, los arquitectos proyectan una gran explanada como sitio de encuentro entre los vecinos.Finalmente, la idea es reutilizar unos viejos galpones para instalar el ecomercado.
“Como innovador aplicamos para producir vegetales la técnica de la hidroponia, (que funciona a base de agua recuperada de lluvia sin la necesidad de contar con tierra), lo que nos permite una mayor producción en un menor espacio”, explican.
Los galpones tendrán tres niveles: una planta baja donde se pueden desarrollar ferias espontáneas y donde se generan intercambios sociales, el segundo nivel es educativo que enseña sobre las técnicas de producción, y el tercer nivel con las huertas orgánicas.