La compañía rosarina MSR está próxima a cumplir 20 años desde que inició sus primeros pasos. Fue en marzo de 2002, cuando el arquitecto de 37 años, Gabriel Redolfi, comenzaba con su socio en un galpón/oficina, con escritorios de tablones y caballetes, lo que después se convertiría en una firma referente en inversiones y desarrollos en la ciudad y la región.
Fueron varios los saltos de calidad que la empresa fue afrontando de la mano de un Redolfi que, en el 2017, había comprado el otro 50% de la firma, y que se define como un empresario “persistente, más que inteligente”, “analista obsesivo de las condiciones de mercado” y rodeado de “equipos humanos muy buenos”.
En 2002, MSR había entregado 550 m2 y en 2021 alcanzó los 26.000 m2. Así, hoy totaliza 185.292 m2 entregados en sus 20 años de actividad, que comprenden 2.614 departamentos, 54 locales comerciales, 587 cocheras y más de 30 oficinas. Y aquel galpón/oficina se transformó en una moderna oficina en el edificio Baker, de Rioja 1521, donde cuenta con 800 metros cuadrados, diseñados especialmente para cada área de la compañía, en la que trabajan unas 45 personas, a las que se le suman otras 30 en planta permanente y otro número similar en el taller y obrador de 2.500 m2, que funciona en Valparaíso y Santa Fe.
Oriundo de Entre Ríos, arquitecto y publicista, amante de los automóviles y “lector compulsivo desde chico”, y hoy con 6 hijos, de los cuales 3 ya forman parte de la segunda generación de MSR, Redolfi dialogó con ON24 y contó las claves del crecimiento de la empresa, así como también cómo cree que la misma seguirá escribiendo su historia en el futuro. “Es un gran desafío formar una sucesión que sea mejor que yo. Ésa es mi función”, expresó.
¿Cómo arrancó MSR?
En marzo de 2002, iniciamos la primera obra de una sociedad de hecho, que éramos mi socio y yo, y que en poco tiempo se llamó MSR. Arrancamos con la obra de la clínica de quiropraxia, en calle Rodríguez; luego, seguimos con la ampliación del Cine Monumental; en el mismo año compramos el primer terreno y en el 2003, hicimos el primer edificio propio. Al mismo tiempo éramos contratistas de otras desarrolladoras y en poco tiempo, nos dimos cuenta de que teníamos la capacidad y la solvencia como para largarnos por nuestra cuenta. Y así salieron los primeros Módena.
N. del A: el nombre Módena refiere a la admiración del centro de diseño industrial e ingeniería, además de a su fanatismo por el automovilismo. MSR lleva 50 Módenas entregados y 15 en están en obra actualmente, al igual que otros 10 desarrollos como Mirador Norte, el complejo Piazza Piemonte en San Francisco, Córdoba; Ayres de Fisherton; Puerto Norte, además de los emprendimientos que se encuentran en etapa de anteproyectos y proyectos, entre ellos, el Plan Ugarteche, en Fisherton.
¿Cómo fueron esos primeros años como empresa independiente?
Tuvimos que instalar un depósito que también era oficina, donde éramos dos personas, más una dibujante freelance, y escritorio de tablones con caballetes. En dos años, ya teníamos un plantel de 7 personas. Ahora tenemos un plantel permanente de más de 100 personas, más 400 que están en obras y los contratistas. Cuando miro hacia atrás y veo lo que hemos logrado, veo que hay sueños que se fueron cumpliendo, proyectos que se fueron llevando a cabo, mucha obsesividad, compromiso, ganas y equipos humanos muy buenos.
En el medio, hubo un punto importante que fue la compra del 50% del paquete accionario…
Sí, en el 2017, le compré el 50% de la empresa a mi socio e inicié toda una renovación y 5 de mis hijos pasaron a ser accionistas. Tres de ellos trabajan en la firma: Ana Lucía, que es la vicepresidenta y directora legal; Franco, en el área de Relaciones Públicas y Comunicación, y Marcos, que le faltan pocas materias para recibirse de arquitecto. Los tres me pidieron trabajar en la empresa; otro de mis hijos estudia Educación Física. Muy orgulloso de todos, porque también es un gran desafío formar una sucesión que sea mejor que yo. Ésa es mi función. Yo me rodeo de gente mejor que yo, porque mi gran virtud es la persistencia, más que la inteligencia.
¿Tenías claro qué querías construir ya desde ahí?
Cuando yo me vine a Rosario a los 16 años, vivía en un departamento muy chico, frío y caluroso, que, por suerte, lo tuvimos con mis hermanos para poder estudiar. Comencé la carrera de Arquitectura en la UNR y me dije que yo iba a construir donde no tuviera problemas para vivir. Si iba a ser un monoambiente, tenía que gustarme para vivir; y si iba a construir un piso de 500 m2, lo mismo. Y eso fue un axioma para toda mi actividad profesional. Jamás hice un edificio en el que yo no viviría. Nunca. Yo puedo vivir en un monoambiente de MSR o en un piso de 300 m2 de MSR, porque lo nuestro tiene la calidad de diseño y constructiva adecuada.
El primer salto, entonces, fue identificar el momento para largarse por cuenta propia. ¿Y el segundo?
Otro salto en calidad que dimos fue cuando nos mudamos en 2011 a nuestras oficinas anteriores, en Rioja al 1900, de aquel galpón de Mendoza al 5500, donde habíamos iniciado en el 2002. Ahí por fin teníamos instalaciones acordes al crecimiento que tenía la empresa. Y casualmente, 9 años después nos mudamos acá (al edificio Baker).
¿Qué lugar le das a la mudanza al Edificio Baker?
En el 2020, ni bien pudimos volver a trabajar, terminamos toda la restauración del Edificio Baker y nos mudamos en noviembre de ese año. Fue un salto también. Porque con el crecimiento, nos empezaron a crujir las costuras y en la oficina de calle Rioja al 1900 tuvimos que alquilar una planta baja al lado y otro local por Dorrego al 900. Acá, volvimos a unificar en un solo edificio todas las operaciones de la empresa, salvo el taller industrial, lógicamente.
¿Dónde entra el Plan Renta en todo este crecimiento?
Eso fue otro salto importante. En el 2008, con la Circular 125, fue cuando generamos el Plan Renta. En esa crisis, de golpe no se vendió más un solo ladrillo, y ahí creamos este exitoso plan, en el que el inversor compra el departamento y cobra una renta durante el plazo de obra. Eso nos permitió fondearnos muy bien para el acopio de insumos. Entonces, el 35% de cualquier obra ya estaba acopiada al inicio. Es una gran ventaja para el inversor, porque no tiene que esperar 3 años para que le rinda su capital; para nosotros porque les compramos en muy buenas condiciones a nuestros proveedores, y también es muy bueno para nuestros proveedores.
Y en el mismo año, inician su propio taller también…
Sí, de aberturas para fabricación de premarcos, que son clave para no demorar las obras. Por eso, en esa época la empresa dio un gran salto pero no solo en escala, sino también en calidad y sobre todo, en inteligencia financiera, que nos caracteriza mucho. Aprendimos lo que es la sana administración de los recursos, con buenas compras, con previsión de tiempo y con análisis obsesivo de las condiciones de mercado.
¿Cómo logran eso, teniendo en cuenta el vaivén constante que supone la macro argentina?
Siempre la empresa se manejó con una administración muy estricta de los recursos en cada obra, más un fondo anticíclico. Es como la organización de un Estado, bien hecha, en donde no podés gastar nunca más de lo que tenés y hay que hacer siempre previsión de fondos para determinadas épocas. Entonces, si tenés los recursos previstos, pero tuviste algún error, sabés que podés responder con tiempo. Siempre digo que cuando te comiste la curva, es tarde para frenar. Todo es cuestión de planificación. “El azar favorece a los espíritus preparados”, decía Pascal. Por ejemplo, cuando se decretó la cuarentena el 20 de marzo de 2020, ya hacía 15 días que a aquellos empleados que tenían algún factor de riesgo, los habíamos enviado a su casa; y hacía una semana que habíamos hecho las pruebas finales para el trabajo remoto del sistema de MSR.
Recién citabas a Pascal… Hago un paréntesis para preguntarte por otra de tus aficiones, que es la lectura…
Soy un lector compulsivo desde chico. Leo todo lo que se me cruce por el camino. Tengo una biblioteca de unos 2.000 volúmenes, con historia, arte, filosofía, realismo mágico americano, novela de misterio, novelas históricas, novelas policiales, buena ciencia ficción, biografías. Tengo la costumbre de leer tres libros al mismo tiempo, y de distinto tipo, porque me ayuda mucho en mi estado de ánimo.
¿Cuál es el trinomio actual?
En este momento, tengo un ensayo sobre el desarrollo de las civilizaciones, una novela y la biografía de Steve Jobs, que la estoy releyendo por enésima vez.
Volviendo a la vida de MSR… ¿En algún momento no pudieron cumplir con la renta de algún cliente?
¡No! ¡Jamás! Para nosotros, es sagrado el cumplimiento con nuestros clientes. Se pagó incluso durante la cuarentena con los edificios atrasados durante meses. No dejamos de pagar ni una sola renta. En definitiva, el Plan Renta termina teniendo una incidencia sobre la producción anual de MSR del 2,4%, es decir, lo que nos produce la erogación de los servicios de esa deuda es ínfimo dentro del movimiento general y, sin embargo, son muy grandes los beneficios que nos brinda en todo sentido.
¿Qué tasa tiene hoy el Plan?
El 6% anual en dólares y en pesos, el Índice CAC más el 6%. Realmente, ha sido un plan muy exitoso en estos 14 años. Incluso, tenemos un buen mercado secundario, en el que generalmente muchos clientes venden y vuelven a comprar. Además, tenemos una gran tasa de recomendación de nuestros clientes, con un promedio de entre 87 y 88% en la conformidad total.
Además, hace unos años empezaron a certificar normas también, ¿no?
Sí, empezamos a certificar normas ISO 9001, que nos hizo ordenar, crear procesos internos, legislación interna, metodología, evaluación de riesgo. Eso fue fabuloso para nosotros porque fue un gran avance para la empresa.
Recién hacías mención a la casualidad de los 9 años… ¿Cómo te imaginás a la empresa dentro de 9 años más?
La imagino creciendo con racionalidad, porque una cosa es crecer y otra es engordar. El crecimiento debe ser con orden.
Sos fanático de los automóviles… ¿Qué auto dirías que es hoy MSR?
Uh, ¡qué linda pregunta que me hiciste! Ja. Es un auto alemán en mecánica; italiano en diseño; inglés en prestigio y norteamericano en durabilidad. Si bien no somos un Mercedes Clase E 450, sí somos un C 250, un Audi A4, un Mondeo, una Ranger. Creo que a ese nivel.
¿Por qué deciden, hace unos años, cambiar el concepto de marca para dejar de considerarse únicamente constructora y para pasar a ser Inversiones y Desarrollos?
Nos dimos cuenta de que, más que simples constructores, éramos administradores de inversiones, asesorando a nuestros clientes para que, con su inversión, pudieran dormir tranquilo. Habíamos cambiado a una empresa de inversiones y desarrollos, y así lo plasmamos en la marca. Porque creo que, si en algún momento tercerizáramos la construcción, cosa que no creo que pase, seguiríamos siendo inversiones y desarrollos.
¿Está en su mejor momento hoy la empresa?
Está en su mejor momento, pero no va a ser su mejor momento, porque el futuro lo va a ser. Todos trabajamos para eso en MSR. El día de hoy es muy bueno y mañana va a ser mejor todavía. Estamos en un proceso de reforzar algunos eslabones, con nuevos procedimientos, renovación del área Técnica y Sistemas. Y estamos apuntando a un mercado como Puerto Norte, que es importante para nosotros.
¿Qué año 2022 le espera a la compañía?
MSR va a mantener su core business, que es la construcción, pero el trabajo que hemos hecho con la Mutual y la unidad financiera del grupo de empresas, nos da una visión de que estamos trabajando ya en área de inversiones muy importante. Tenemos un panorama muy bueno en cuanto a la estabilidad financiera de la empresa y al rendimiento económico y comercial. Terminamos el año 2021 con 12.000 metros cuadrados exclusivos vendidos. En el 2020, habíamos vendido 7.000; en el 2019, 11.500, y en el 2018, fue nuestro récord con 12.700. O sea que 2021 fue nuestro segundo mejor año en la historia de la empresa. Y este año no me animo a proyectar, pero al ritmo que vamos de enero, venimos muy bien. Nos espera un año de mucho movimiento.
REDACCIÓN ON24