En la División Miami de empresarios, donde muchos intentan poner los pies y otros tantos se hunden en la arena, hay un argentino con un BlackBerry. Cuando su celular suena, saluda a Giorgio Armani (sí, a Armani) del otro lado. Entre manos, el argentino y el diseñador se traen un proyecto de US$ 800 millones.
Ese argentino, que conversa por teléfono con el número uno de la moda internacional, o a veces con Manu Ginobili, es Carlos Rosso.
Cuando se egresó de la carrera de arquitectura de la Universidad de Buenos Aires (UBA), viajó a Massachusetts para estudiar la Maestría en Real Estate Development y Finanzas del MIT. Tras lograrlo, entró a trabajar a The Related Group, la empresa de desarrollo inmobiliario más grande de los Estados Unidos. “Me contrataron y empecé trabajando bien abajo”, recuerda Rosso.
Tras escalar posiciones, llegó a presidir la división condominios. Y, hoy en día, atiende un BlackBerry en llamas, porque ser desarrollador inmobiliario en Estados Unidos tiene una adrenalina particular.
“El mercado de Miami es más profesional (que el porteño). Las entregas de unidades deben ser a tiempo, porque si no hay penalidades muy grandes y el costo se vuelve imposible si se retrasa el proyecto”, explica, mientras aclara: “Ahora mismo estamos en una reunión discutiendo si el plazo de finalización es de 30 ó 31 meses”.
Cuando Rosso terminó sus estudios en la UBA, logró una beca de la Unión Industrial Argentina para ir a trabajar a Bélgica, donde se desempeñó en una constructora que lo llevó de aeropuerto en aeropuerto. “Trabajé 10 años ahí, viajando a El Cairo, Dubai y otros destinos por todo el planeta”, comenta el desarrollador, cuyo pasaporte ya no tolera más sellos.
Ahora, en su puesto actual, ha logrado convencer a Giorgio Armani –tras varios viajes a sus oficinas- que sea el encargado de los diseños de interiores de la torre que se levantará en Sunny Isles Beach. Con 60 pisos y 260 departamentos, tendrá al argentino César Pelli, creador de proyectos como las Torres Petronas en Malasia, como arquitecto del proyecto. El proyecto contará, también, con la inversión de la desarrolladora Dezer Development.
Una vez terminado, se proyectan que se vendan departamentos por US$ 800 millones. “Armani tiene una compañía de interiores; en esa empresa, Armani está muy metido y tuvimos que ir varias veces a convencerlo para el proyecto. Costó convencerlo y cuesta moverse a los pasos del ritmo de construcción de Estados Unidos, porque van enfocados en los detalles”, precisa Rosso.
A su vez, habla sobre la manera de trabajar de Armani: “Todo tiene que pasar por él. Desde la publicidad hasta el detalle de la mesa de la recepción”. Mientras daba esta nota, el teléfono podría haberle dado ocupado al diseñador italiano. “Hablé con él ayer a la noche”, cuenta Rosso sobre Armani que, según él, no descansa.
Triple. La empresa encabezada por Rosso tiene, además, un proyecto en el que las celebridades quisieron estar presentes. Y cuando se habla de celebridades, se puede nombrar, por ejemplo, a Manu Ginobili.
“Paraiso Bay es un proyecto de 4 torres de 55 pisos. Cada torre con un diseñador distinto. Uno es, por caso, Karim Rashid, número uno del diseño neoyorquino”, relata Rosso. En ese sentido, cuenta que, un día sonó el teléfono y era el basquetbolista argentino. “Por las veces que viaja con la NBA, le interesó Miami y el proyecto”, destaca el empresario. Y aclara que no es el único que se interesó por el proyecto: “Muchos argentinos compraron acá”.