El oro batió ayer su máximo histórico, al menos en términos nominales, con la onza tocando los 2.141 dólares, por encima de un récord anterior de 2.135 dólares en diciembre.
Los analistas dan una amplia variedad de razones para el rally del metal precioso, que desde octubre ha ganado unos 300 dólares por onza, coincidiendo con una trayectoria ascendente también de la Bolsa.
En ambos casos, la expectativa de recortes de tipos de interés por parte de la Fed estadounidense anima las compras. El oro, según los analistas, también se beneficia de otros factores como los riesgos geopolíticos, las compras de lingotes que están realizando para sus reservas bancos centrales de países como China e India y la demanda de joyería en mercados emergentes.
Sin embargo, los analistas no ven mucho recorrido más para este metal, salvo que empeore alguno de los conflictos globales. Los analistas de Goldman Sachs, defensores de la inversión en oro durante los últimos meses, anticipan un precio de 2.175 dólares a final de año, apenas un 2% de recorrido.
Desde Berenberg creen que una victoria de Donald Trump en las presidenciales de Estados Unidos podría empujar más el oro, y en ING apuntan que “los precios seguirán volátiles en los próximos meses en función de los factores macro y geopolíticos”.
Una mejor alternativa para aprovechar el auge del oro, según Berenberg Bank, puede ser invertir en las compañías cotizadas que se dedican a la minería del oro. En lo que va de año, se han revalorizado mucho menos que el propio metal, lo que abre un desajuste. El fondo VanEck Gold Miners pierde cerca de un 6% desde enero.
Por ello, la entidad alemana aconseja varias empresas del sector que podrían tener amplios recorridos en Bolsa: Endeavour Mining (57%), Hochschild Mining (51%), Centamin (44%) y Pan African (30%).
El riesgo, evidente, es que sea el oro el que corrija sus niveles y el ajuste con las valoraciones de los mineros se produzca a la baja.