“Más vale malo conocido que bueno por conocer”, dice el refrán. Pero el 19 de noviembre pasado, un aplastante 57% del electorado argentino decidió que ese popular dicho quede obsoleto, al menos por los próximos 4 años. Síntomas de hartazgo, bronca, tristeza y desesperanza: un cóctel emocional que esta vez no se tradujo en las calles, sino en las urnas para “pegar un salto a lo desconocido, huyendo de lo conocido”, como plantea el economista y académico rosarino Walter Castro en esta revista.
Así, comienza ahora en Argentina una nueva etapa que “redobla las esperanzas de los argentinos de bien”, tal como consigna el escritor liberal argentino, Alberto Benegas Lynch (h), en un pasaje de su columna que compartimos también en este número.
En el fondo (o no tanto), sabemos que esa etapa debería venir con, al menos, una reforma del Estado, que se encamine a la eficiencia; una transformación educativa, que se adapte a las nuevas demandas del mercado laboral; y una reducción de la matriz tributaria, que le saque el pie de encima a pymes y sectores productivos para hacerlos más competitivos.
No se trata de recetas mágicas ni de ideologías, sino de sentido común. Así, una región como el Gran Rosario, con su pujanza y espíritu emprendedor, podría potenciar sus inversiones, clima de negocios y apertura de comercios, que aún en la debacle se las ingenia para seguir innovando y cortando cintas, como presentamos en esta edición.
La incógnita a develar es si quienes hasta ahora estaban acostumbrados al intervencionismo salvaje, a igualar para abajo, a defender una falsa inclusión y falaz justicia social, a cerrarse al mundo, a codearse con regímenes dictatoriales y a exprimir un Estado totalmente noqueado a costas del sector privado, se mantendrán al margen o intentarán que el refrán vuelva a su sentido original, invocando a sus queridos malos conocidos.
Escanea el QR y leé la revista:
Leé la revista completa acá: ARGENTINA HUYENDO DE LO CONOCIDO