Ante el desabastecimiento, piden por una usada $100.000, cuando nueva ronda los $60.000

De vacaciones forzadas por falta de stock, los bicicleteros advierten que en los últimos 15 días desapareció la mercadería por temor a un estallido.

Un montón de factores convergieron este año en el faltante de bicicletas y disponibilidad de modelos, sobre todo las referidas a Mountain Bike. Andar en bici es un furor y Rosario es parte del mundo, que registró niveles históricos de compra por encima del 300 por ciento.

Se consiguen muy pocos modelos y los precios siguen en alza por una suma de factores. Los bicicleteros lamentan no poder vender justo el año de más demanda, y el faltante de insumos alcanza también a los repuestos. “Hay muy poca mercadería a precios muy altos y en general los proveedores no están entregando, muchos están cerrados por vacaciones forzadas. En los últimos 15 días desapareció casi todo, creo que estaban esperando un estallido que finalmente no sucedió”, explicó el titular de una de las bicicleterías más exclusivas de la zona, líder en el mercado de la marca californiana Specialized, que tiene su fábrica en Taiwán de bicicletas de carrera, mountain bike y de paseo.

Por su parte Pablo, titular de la rosarina Extreme Bike remarcó que el faltante no es exclusivo en la zona sino que es una problemática mundial ya que “la demanda ha sobrepasado la capacidad productiva de todas las marcas. Según explicaron desde Shimano Argentina, la demanda está entre un 300 y un 400 por ciento por encima de los valores históricos”.

En una entrevista en mayo de este año Nicolás Muszkat, director de comercialización y Marketing para Latinoamérica de Shimano, señaló que “los stocks que normalmente se consumen en un mes hoy se venden en una semana”.

¿Por qué la demanda mundial afecta de lleno al mercado local si existen bicicletas nacionales? Pablo explica que “una bicicleta nacional, hasta la más económica de paseo, tiene mínimo un 20 o 30 por ciento de componentes importados. Si pasas a MTB, las de cuadro de aluminio tienen entre 90 y 100 por ciento de componentes importados”.

Por otro lado, tal como señala Leonardo, dueño de Funes Bike, otros factores bien locales contribuyen a que conseguir una bicicleta hoy en día sea una odisea. “Se generó mucha capacidad de ahorro a nivel mundial y mucha gente se volcó a una bici, es un plan familiar. La capacidad de ahorro fue a las bicis, a la piletas, a algunas cosas específicas para usar y disfrutar y la situación con el transporte impulsó mucho la demanda”.

El creciente interés empuja los precios, que ya registran un promedio de aumento de casi el 100 por ciento en lo que va del año: “Una bicicleta ensamblada en Argentina, que hoy está en el orden de los $70.000, que ni siquiera se consigue hoy en el mercado porque el mayorista hace unos 60 días que no entrega, a principio de año estaba unos $40.000”, cuenta Pablo de Extreme Bike. Leonardo avala: “Desde antes de la cuarentena hasta hoy las bicis ya subieron más del 100 por ciento, algunas marcas específicas más aún”.

Las trabas de giros de divisas al exterior, las trabas de ingreso en aduana, son todas dificultades bien argentinas para importar. Las consecuencias se sintieron: “Hasta hace poco había hasta desesperación por conseguir bicis, muchas bicicleterías cerradas porque no tenían precios de mayoristas, no teníamos idea del costo de reposición”, explicó el funense y destacó que esto trae aparejado un nivel de especulación que se traslada también al mercado de bicis usadas: “Piden cualquier cosa, hasta $100.000 por una que en un comercio nueva se consigue en $60.000”.

¿Cómo pinta el panorama a futuro? Los bicicleteros coinciden en que la demanda “exagerada” por conseguir bicicletas va a impactar en el mediano plazo de manera inversa. “En dos años va a haber sobreoferta, y en el medio no se van a conseguir repuestos para reparación”.

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