Alquiler estudiantil: “Si hay 10 departamentos disponibles, vienen los chicos de Brasil sin dar vueltas y reservan siete”

Desde Cocir sostienen que "Vienen con recursos. Con los bancos digitales cambian el real o el dólar a peso y pagan sin dudar mucho. En mi experiencia personal hay cero problemas de pago o conflicto".

La crisis económica, los cambios en las condiciones de contrato y la incertidumbre general hacen que el mercado de alquileres estudiantiles esté atrasado. “Antes se cerraban contratos a principios de diciembre y hoy vemos que todavía hay unidades disponibles”, contó Alejandro Bassini, director del área estadística de COCIR.

El referente del Colegio de Corredores Inmobiliarios de Rosario recordó que años atrás las consultas comenzaban en octubre desde el interior de Santa Fe, incluso antes de las fiestas de fin de año se rubricaban las firmas de contrato y hasta febrero no se habitaban: “Se reservaba el departamento, pero lo dejaban vacío. Hoy no está pasando porque la gente se está resguardando más, espera hasta último momento y eso genera un pequeño equilibrio de disponibilidad”, agregó Bassini.

Esto significa, además de un control de precios por parte del mercado, que para los inquilinos -según planteó el corredor inmobiliario- “es más importante o tiene la misma medida el precio que las condiciones (periodo, ajustes y los indicies). Porque si vos tenes un precio competitivo, pero no son condiciones buenas, estás contratando un problema”.

“Un departamento si no está en un valor razonable de plaza y con condiciones razonables de contratación, no se alquila. El mercado está revalidando los precios en pesos. Aquellos que tienen un destino estudiantil y quieren ponerse en dólares, están fuera de mercado”, agregó Bassini.

En la actualidad, el representate de COCIR, manifestó un fenómeno de consultas por las expensas “porque cualquiera está entre 15.000 y 20.000 pesos” y “antes no se contemplaba o era un dato menor”. Mismo camino para los impuestos y servicios: “Es un tema central y hoy se hila más fino sobre todo lo extra que conlleva venir del pueblo a la ciudad a estudiar”.

En este sentido, director del área estadística de COCIR reveló que los últimos datos marcaron un incremento mensual de diciembre a enero de los alquileres entre un 10% y un 12%, en promedio. Para los inmuebles mayormente destinados a estudiantes, monoambientes, se han notado picos del 15%. “Responde claramente a una cuestión del ciclo natural, una cuestión universitaria”, señaló. Sobre sus palabras remarcó que luego de la irrupción de la pandemia muchos estudiantes optaban por espacios más grandes, unidades con un dormitorio, pero “por la crisis económica se volvió al monoambiente”.

Tras la derogación de la Ley de Alquileres, desde COCIR detallaron que los contratos están cerrando a dos años de duración con actualizaciones trimestrales o cuatrimestrales a partir del IPC (Índice de Precios al Consumidor), con una tendencia en alza en el crecimiento de unidades a disposición, aunque Bassini fue claro en este punto y subrayó que para verse los resultados finales habrá que esperar al menos 90 días desde la eliminación de la norma.

Los estudiantes brasileños, un relojito

Por otra parte, Bassini remarcó que el mercado estudiantil está plagado por ciudadanos brasileños y que se comportan de manera distinta a los argentinos: “Vienen con recursos. Con los bancos digitales cambian el real o el dólar a peso y pagan sin dudar mucho. En mi experiencia personal hay cero problemas de pago o conflicto”.

“Funciona muy bien, pagan de contado y la zona donde más buscan es en Echesortu, Agote, Abasto o República de la Sexta, por la facultad de Ciencias Médicas, por ejemplo”, sumó el representante de COCIR.

Bassini expresó que el público que llega a Rosario compite directamente contra los extranjeros, lo que se traduce en menos opciones: “Si hay 10 departamentos disponibles, vienen los chicos de Brasil sin dar vuelta y reservan siete, entonces quedan 3 para el resto”.

En las últimas semanas, el gobierno nacional deslizó la posibilidad de cobrar un arancel a los estudiantes que lleguen desde el exterior a las universidades públicas, pero según la experiencia del corredor inmobiliario “claramente cobrarles a los extranjeros no ha generado algún fenómeno adverso en el mercado de alquileres”.

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