Zona núcleo: los rindes compensaron la pérdida de área

Terminó la trilla y marcó 40,5 qq/ha. La región alcanzará casi 18 millones de toneladas. Cerca del mínimo histórico, la campaña 2023/24 culmina con una de las menores siembras en 15 años.

De las 5,01 M ha que se tenían en cuenta como área implantada, el trabajo con imágenes satelitales muestra que se sembraron  450.000 hectáreas menos (se sembraron 560.000 ha más de maíz), por lo que la soja totalizó 4,56 M ha. Esta conclusión proviene del trabajo de clasificación de uso del suelo mediante imágenes satelitales realizado por GEA/BCR. Para ello se georreferenciaron 2.100 puntos de diferentes coberturas en el área núcleo, los que fueron procesados en la plataforma de Google Earth Engine y se utilizaron imágenes satelitales del Sentinel-2. La región núcleo sembró su segunda menor superficie en 15 años, solo detrás de la campaña 2021/22 (4,45 M ha).

¿Cómo se distribuyó la siembra en la región núcleo?

A primera vista, se observa una clara diferenciación entre el suroeste y el noreste, con la soja representada por puntos naranjas y el maíz por puntos azules, con la soja dominando claramente sobre el noreste. Comparado con la campaña pasada, solo las subzonas I y II presentaron una variación interanual positiva, con aumentos del 15% y 13%, respectivamente. En el resto de las áreas, se sembró menos soja que el año anterior. En total, hubo una leve disminución respecto al año pasado con una reducción de poco menos de 50.000 hectáreas.

Tras un fuerte retraso, pero con mejores rindes, terminó la cosecha de soja. El rinde alcanzó 40,5 qq/ha de promedio, cuando se esperaban 37 qq/ha y una producción resultante de 17,9 Mt. La mejora de rinde compensa la pérdida de área sembrada y la soja alcanza una producción 17,94 Mt en el ciclo 2023/24. Esto es tan solo 300.000 t por debajo del promedio de los últimos 15 años (cálculo que no tiene en cuenta la producción de año pasado).

Desde su arranque, la cosecha de soja estuvo atravesada por la problemática de excesos de lluvias. En el mes de marzo, la región núcleo acumuló más de 300 milímetros en el este de la región. Esto produjo severos problemas de calidad en las zonas más afectadas, como infección de hongos como Cercospora y pérdida de rinde en las zonas que recibieron más de 300 a 350 mm. Se sumaba además, la retención de hojas  y tallos verdes en lotes muy afectados por el calor. En abril, pese a las lluvias, esta vez el agua fue para el oeste. La trilla continúo como se pudo, incluso entrando a los lotes condiciones sin piso y con humedad del grano muy por encima del óptimo. Las plantas estaban en condiciones muy vulnerables y las pérdidas por desgrane iban en aumento. El freno de las lluvias en mayo permitió terminar la cosecha, pero con un atraso de casi 30 días respecto al promedio de las ultimas 5 campañas. (GEA)

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