¿Vender o retener?

Pormenorizado análisis de Adriano Mandolesi, analista de Intagro, para el Centro de Gestión Agropecuaria de Fundación Libertad.

Pensando en balances

Sin dudas el año que finaliza fue uno de los más complicados para el campo. Quienes tienen una relación directa con el sector agrícola a la hora de hacer el balance anual seguramente inclinarán la balanza más para el lado del debe que del haber. Repasemos los principales puntos de lo que pasó en el último año y las perspectivas para la presente campaña

Chicago y sus vaivenes

Luego de las fuertes bajas en los precios de los futuros agrícolas en los mercados internacionales, los precios lograron estabilizarse, a pesar de la baja del crudo y la fortaleza del dólar. Es que el sostenimiento de la demanda por parte de China y el reposicionamiento de los fondos, fueron los fundamentos que dieron sostén a los valores.

Luego de la abundante oferta de mercadería proveniente desde Estados Unidos, con cosechas que superaron las 107 millones de tt en soja y 366 millones de tt en maíz, la demanda comenzó a dominar el vaivén de las cotizaciones. Al momento, los compromisos estadounidenses de poroto ya alcanzan el 85% del total proyectado para todo el ciclo comercial y el 51% de maíz, mientras que el USDA incrementó la estimación de demanda interna estadounidense fundamentándose en un mayor uso del cereal para la producción de etanol, punto que debería confirmarse en las próximas semanas tras la disminución de los márgenes luego de la fuerte baja del petróleo.

Así, el maíz acompaño la tendencia con compras de fondos y ante rumores de que China finalmente flexibilizaría su posición respecto a los controles de la mercadería proveniente de Norteamérica.

En tanto que el trigo, luego del ajuste de inicios de semana, logró mejorar ante las expectativas de una reducción de las existencias mundiales a confirmarse en la próxima semana en el reporte de oferta y demanda mundial del USDA. La clave pasará por las noticias que se conozcan desde Rusia, donde por el momento no hay novedades respecto al cierre de exportaciones.

Sin dudas, el reporte de la semana entrante luce clave para dilucidar el punto de inicio del próximo año, ante la posibilidad de que se ajusten las existencias finales estadounidenses. De ahora en más la evolución del clima en Sudamérica será la clave.

En ese sentido, el promedio de las estimaciones privadas ubicaron la producción de soja de nuestro país en 55,45 millones de tt, por encima de los 55 millones calculados por el USDA en noviembre. En tanto para Brasil, se esperan 93,39 millones, un ajuste en relación a los 94 millones previstos anteriormente.

¿Vender o retener?

Según diversas estimaciones, aún quedan sin vender unas 14 millones de tn de soja, esto es aproximadamente el 25% de la última cosecha, lo que representa unos US$ 6.000 millones. Al menos así se desprende del reporte semanal de compras y embarques de la Dirección de Mercados Agrícolas del Ministerio de Agricultura, donde las fábricas y exportadores acumulan compras por 39 millones de tt de soja de la campaña actual.

Por su parte, las compras de maíz de la exportación ascienden a 18,5 millones de tt, mientras que las de trigo nuevo totalizan 3,7 millones de tt entre la industria y los exportadores.

Durante la semana se registró un aumento del otorgamiento de ROE Verde para trigo, por casi 900 mil tt. En tanto que el sector exportador tenía ya adquiridas a la semana pasada 4,2 millones de tt, 1 millón de la temporada vieja que no pudo embarcar y 3 millones de la actual cosecha. Razón por la cual la decisión del gobierno de otorgar sólo 400 mil tt 13/14 y 1,2 millones de la 14/15, no permite dinamizar el mercado y genera un marcado diferencial entre las cotizaciones internacionales y el precio pagado al productor.

Tradicionalmente, el trigo se utilizaba para financiar parte de los costos de implantación del cultivo de segunda, pero a estos valores los números no cierran y la hoja de resultados muestra un marcado quebranto.

En cuanto al maíz, valores para la próxima campaña por encima de los U$S 135/tn, nos siguen resultado atractivos para ir tomando cobertura y armar logística, sobre todo teniendo presente las siembras tardías y de segunda, situación que supone un gran flujo de mercadería en momentos donde ingresa al mercado la producción de Brasil.

Por último, debemos considerar que el Banco Central da señales de sostenimiento en la estrategia que sigue desde mediados de agosto de anclar el tipo de cambio oficial, con micro-devaluaciones, aún a costa de generar un marcado retraso cambiario y un freno en la actividad económica y que las últimas medidas permitieron una disminución del valor del dólar paralelo acortando la brecha con respecto al oficial al 50%, desde un máximo del 89% a comienzos de septiembre.

Así, este escenario cambiario sumado al pase negativo que se registra entre las entregas cortas y la nueva campaña, es un indicador de que vender soja en los niveles actuales parece el mejor negocio disponible. Por su parte, pensando en la campaña entrante, armar estrategias combinadas con Chicago para aquellos que deban vender en cosecha es recomendable, ya que históricamente en términos relativos, la posición julio 2015 CBOT cae menos que la Mayo 2015 MATBA cuando se aproxima la cosecha local, produciendo que el Basis se amplíe. Es por esto que se recomienda soja a fijar por Índice CBOT Junio15 de ROFEX – US$130.

La última estocada

Tipo de cambio anclado, expectativas de menores precios en los próximos meses, mercados poco atractivos para los cultivos alternativos una restricción al financiamiento de los productores, combinan una realidad límite para el sector.

Es que según se conoció en las últimas horas, desde comienzos del año entrante el Banco Nación “sólo atenderá a aquellos productores que acrediten no tener existencia de soja, para lo que deberán presentar acuse de recibo para existencias informadas al 31/08/2014 y los comprobantes de ventas respectivos que verifiquen que no poseen existencia de dicho grano.”

Con esta medida se asfixia aún más el desarrollo del negocio, afectando principalmente al productor más pequeño, que naturalmente posee menor espalda financiera para soportar los costos de estructura de una actividad que recordemos es de alto riesgo, sobre todo en zonas marginales y donde la variable que determinará el éxito o fracaso, es el clima, que sólo depende de la madre naturaleza. 

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