La goma arábiga, un producto vegetal, se usa en diferentes industrias, desde la alimentaria (en caramelos, gaseosas y mermeladas) hasta la gráfica (en los films de las imprentas), pasando incluso por los papeles para armar cigarrillos. Históricamente, la Argentina la importa en grandes volúmenes. Sin embargo, hoy, la goma brea, que se obtiene de un árbol nativo del monte chaqueño, surge como una gran alternativa para reemplazarla. Las comunidades wichís de la provincia de Salta actualmente aprovechan ese recurso y, por esa razón, la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) y la ONG salteña Asociana los acompañan en la extracción y la comercialización de la goma, con un proyecto que busca darle al producto una identificación de origen.
“La goma arábiga es un producto que nuestro país importa de Sudán (mayormente vía Europa) y que se emplea en muy variadas ramas de la industria como la alimentaria, la gráfica o la farmacéutica. Por sus características, la goma brea puede ser una alternativa sustentable que aporte al desarrollo local de las comunidades”, contó Beatriz Nussbaumer, docente a cargo del proyecto e investigadora de la cátedra de Extensión y Sociología Rurales de la FAUBA.
El árbol de brea (Cercidium praecox) es una leguminosa de flores amarillas que puede llegar hasta los nueve metros de altura. Se la encuentra en el monte chaqueño argentino, desde La Rioja hasta Córdoba, tanto en conjuntos como ejemplares aislados. Es una especie pionera, por lo que suele aparecer luego de disturbios, como los desmontes, o tras la apertura de picadas. “En este sentido, es importante conocer el monte y la ubicación de los árboles de brea. Las comunidades son expertas en este aspecto”, afirmó Ana Laura Álvarez, egresada de la FAUBA y coordinadora de la ONG.
“La goma es un exudado que se obtiene al golpear el árbol con el machete, o haciendo un corte con un serrucho, y esperando luego su cristalización. A pesar de que se incorporó al código alimentario hace 3 años, todavía queda mucho por ajustar. Por un lado, estamos trabajando en los modos de extracción para no degradar el recurso; y por otro lado, en la comercialización, para que las comunidades obtengan más beneficios. Trabajar sobre la cadena de valor y en aspectos organizativos con relación a la recolección de goma brea es fundamental para aumentar las capacidades de negociación de las comunidades wichí”, explicó Ana Laura Álvarez.
La iniciativa entre universidad, ONG y comunidades busca destacar sus particularidades para un producto nacional alternativo al importado, con identidad territorial y social y cuentan con el apoyo del proyecto de Uso Sustentable de la Biodiversidad, del Ministerio de Ambiente de Nación, financiado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
La cultura del monte
Nussbaumer agregó que estas iniciativas pueden contribuir al fortalecimiento de las comunidades que conviven con su naturaleza y que llevan en su cultura conocimientos del monte y normas sociales de su utilización. “Tuve la oportunidad de ir a una recolección y nos cruzamos con un árbol de brea, pero el productor no se acercó. Me dijo que él no lo había marcado y que no le correspondía recolectar la goma”, contó Juan Cruz Demichelli, estudiante de la Licenciatura en Economía y Administración Agraria de la FAUBA (LEAA).
Beatriz Nussbaumer resaltó que el desafío es comprender las lógicas económicas y sociales de los wichís. Por ejemplo, en la valoración del uso del tiempo que nos permita contribuir en el diseño de estrategias de comercialización y estimar el valor de venta apropiado para las comunidades. En estos lugares utilizar la forma clásica de medir costos, como por ejemplo en función de jornales, no resulta apropiado. “Los tiempos de las actividades wichís son especiales, ya que coinciden con otras tareas como la recolección de leña. Entonces, tenemos que pensar cuál es el valor de la producción en relación a su cultura”.
Para ello, estudiantes de la Licenciatura en Economía y Administración Agrarias de la FAUBA viajaron al municipio salteño de Santa Victoria Este para relevar los modos de extracción y comercialización. “Esta experiencia contribuye a fortalecer la cooperación técnica entre la FAUBA e instituciones dedicadas al desarrollo territorial y de pueblos originarios, como la Fundación Asociana que trabaja desde la década del 90’, y a su vez, ofrecen espacios de formación a los estudiantes comprometidos con esta realidad social en su ejercicio profesional futuro”, destacó Álvarez.
Desarrollo local y profesional
Serena Olivera, estudiante de la LEAA e integrante de la Cátedra de Sociología y Extensión Rural de la FAUBA, contó que tuvieron la posibilidad de compartir durante una semana la vida cotidiana con cuatro comunidades distintas. “Estuvimos recorriendo el monte con los brealeros que se dedican a extraer la brea para observar su actividad y pensar protocolos, seguimientos o alternativas”. Además, Serena resaltó que la experiencia de salir del ámbito académico y entrar en el territorio brinda un contraste muy grande: “Los libros tienen una visión subjetiva y puede ser muy distinta a la propia”.
“Nos entusiasma poder ver las relaciones entre las comunidades originarias y la forma de valorizar económicamente los recursos naturales, mientras nos nutrimos de su conocimiento del monte e intercambiamos experiencias”, destacó José Luis Zevallos Anfossi , que comparte cátedra y carrera con Serena, y cerró: “Volveremos a las comunidades para profundizar en los datos. La continuidad en el trabajo es importante en estos procesos”. (Fuente: Prensa FAUBA)