Una historia de nunca acabar

La dispersión de los productores y su falta de compromiso es la explicación de la ausencia de un proyecto nacional de lechería que imagine el futuro y de respuesta a las necesidades sectoriales como las negociaciones internacionales, estadísticas, infraestructura, desarrollo e investigación, nuevos mercados, competencia, productividad, obsolescencia industrial, marginalidad, transparencia, información, nuevos productos, nuevos procesadores, etc.

Los problemas de la lechería se arrastran desde hace muchos años, si bien se agravaron en los últimos, producto de la improvisación e incapacidad del último gobierno. ¿Cómo combatirlos desde la fragmentación y el aislamiento? El camino recorrido más frecuentemente ha sido descargar los problemas y las soluciones en otros, para asistir a una cadena de fracasos sin fin.

Con una industria colaboracionista y márgenes de comercialización muy por encima de los históricos generaron: dificultades para exportar con pérdida de mercados provocando una sobreoferta en el mercado interno y baja participación del productor en el precio final de los lácteos.

A la vista de estos resultados, los dos problemas centrales del productor de leche son: la falta de un marco político-institucional adecuado; y una adecuada comercialización de su producción.

El productor necesita organizarse. Para lograr que rija el Estado de derecho; para comercializar y corregir la espuria transferencia de ingresos; para adecuar la oferta de leche a la estrategia elegida; para defender sus derechos y para actuar en casos de confiscaciones y arbitrariedades ilegales, como ha sido el caso en estos últimos 12 años.

Autor: Manuel Ocampo 

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