En primer lugar, respecto del fenómeno La Niña, los pronósticos se han cumplido. Si bien sobre la zona del Pacífico Ecuatorial Central, subyace algún enfriamiento menor, esta anomalía ya sólo remite a una condición oceánica, es decir, no hay acople con la circulación atmosférica. Como vemos en el mapa, el enfriamiento es muy disperso, incluso sobre las costas de Sudamérica, comienza a converger el calentamiento que se observa sobre el Pacífico más hacia el sur. De sostenerse esta dinámica de las aguas superficiales, transitamos un cambio que puede considerarse positivo como indicador de largo plazo.
En términos sencillos, debemos decir que el fenómeno La Niña se ha neutralizado. Esto es una buena noticia, pero no necesariamente se traducirá en forma inmediata en una normalización de las precipitaciones del sudeste de Sudamérica. Los pronósticos instalan la neutralidad en forma muy firme para el semestre otoño invierno. Incluso comienza a establecerse una configuración que puede llevar a un potencial fenómeno El Niño para la próxima campaña.
Por otra parte, se ve muy cálida la cuenca Atlántico sur, con una corriente de Brasil totalmente dominante. Normalmente esto debería promover una carga de humedad más significativa en gran parte del sudeste de Sudamérica, pero tiene que haber una dinámica de transporte eficiente océano continente. También con un océano en estas condiciones el riesgo de heladas no debería ser mayor al normal. Debemos aclarar que el enfriamiento del 18 de febrero, se dio con una masa de aire fuente al sur de Malvinas y una circulación de aire muy inusual, con potencial para transportarla. Es improbable que puedan repetirse estas situaciones en el mediano plazo.
Los modelos de corto plazo siguen mostrando distribuciones con una fuerte influencia anticiclónica sobre el continente. Esto ya se ha visto a lo largo del verano, es decir, don una llegada de humedad apropiada sobre toda la región continental pero con mayor peso del sistema de alta presión sobre la franja este del país. Esto trabaja en forma negativa sobre el desarrollo de la nubosidad, quedando el oeste con estas mejores perspectivas pluviales. El sur bonaerense también ha escapado a estas condiciones y en particular el sudeste de BA lleva los mejores acumulados pluviales de los últimos cuarenta y cinco días, lo cual le permite sostenerse fuera de la sequía que domina el resto de la región pampeana y otras áreas productivas del norte del país.
Vemos como favorable para el mes de marzo la cercanía de masa de aire con buena carga de humedad, lo cual nos remite al evidente calentamiento de la cuenca oceánica del Atlántico sur. Sin embargo, esto es solo la mitad del proceso que converge sobre la normalización pluvial. Se necesita una atmosfera más activa en altura, para desplazar la zona de alta presión hacia el océano. Esto se ha concretado en los últimos días, cortando la extendida ola de calor que asoló gran parte de la franja central del país.
Debido a la dinámica del sistema de alta presión y hasta que no se reconozca un funcionamiento menos inhibidor en la formación de nubosidad sobre la franja este, debemos decir que, independientemente del fenómeno La Niña, la recuperación de las precipitaciones presentará mucha incerteza. Entendemos en este caso, que ésta volatilidad ya solo dependerá de la escala regional y que la transición estacional, sobre todo el cambio marzo abril debe aportar mayor contraste térmico para inducir un mayor nivel de inestabilidad. Como mencionamos, la humedad estará pronta, falta una mejora dinámica. El proceso de normalización pluvial llegará, pero no es aún poco eficiente.
Conclusiones
De acuerdo al diagnóstico climático del último período y al análisis de los principales indicadores de escala global y regional, proyectamos el siguiente comportamiento pluvial y térmico para el próximo bimestre:
- Los modelos de pronóstico del indicador ENSO ya instalan a pleno la neutralidad para el recorrido del semestre Marzo-Agosto, con potencial salida a una primavera El Niño.
- La gran necesidad de la reaparición generalizada de las precipitaciones, sólo comenzaría a encontrar respuestas sobre el oeste. Aun no somos demasiado optimistas para lo que pueda suceder en el resto de marzo con las lluvias del este, zona núcleo principalmente. El norte del país y el sur de la región pampeana, pueden mostrar una mejor perspectiva. Hacia el mes de abril, las chances de alcanzar lluvias del orden de los valores estadísticos en zonas más extendidas, aumentan. Aun puede darse un desorden territorial en esta recuperación. Si las temperaturas se mantienen por encima de las normales, las perspectivas de ir hacia un mayo más lluvioso también quedarán instaladas.
- Se espera que este verano tan cálido (el más cálido de la historia desde que se llevan registros sistemáticos) tenga su inercia sobre el otoño. Esto restringiría la aparición temprana de heladas y además, como mencionamos, puede proyectar la temporada de lluvias al mes de mayo, antes del corrimiento estacional de las mismas hacia el este. (CCA)