Comienza el otoño y con él el momento de sembrar avena negra. Se trata de una alternativa viable para sistemas de pastoreo que, de acuerdo con el INTA Corrientes, se destaca por su rusticidad, buena producción de forraje y siembra temprana.
Además, se adapta a una amplia gama de suelos. Para Mercedes Pereira –especialista en ganadería del INTA Corrientes– “la siembra de verdeos tales como la Avena negra (Avena srtigosa) en otoño son una alternativa cada vez más difundida por sus ventajas a la hora de alimentar al ganado en invierno”.
Se trata de una forrajera que se destaca por su rusticidad, buena producción de forraje, precocidad, capacidad de macollar y posibilidad de siembra temprana.Además, se desarrolla en una amplia gama de suelos, aunque prefiere aquellos con buen drenaje.
En cuanto a su manejo, la especialista recomendó para la zona de Corrientes sembrarla en otoño –principalmente desde el 1 de abril al 15 de mayo–, evitar los calores de finales de verano y disponer de humedad en el suelo.
Asimismo, explicó que la densidad de siembra debe ser de entre 60 a 80 kilogramos por hectárea, es decir entre 150 y 200 plantas por metro cuadrado. “Es importante realizar análisis de la semilla para conocer su valor cultural y, en función de esto, ajustar la densidad”, aseguró.
Fertilizada, rinde más
Alimentados con esta forrajera, los animales pueden aumentar aumentan entre 60 y 100 kilos por cabeza en un período de 100 días. “Las mejores ganancias se logran con la máxima aplicación de fertilizantes, debido a que se triplican las raciones obtenidas”, explicó Pereira.
En esta línea, subrayó la importancia de una buena fertilización desde la siembra y durante el crecimiento de las plantas para obtener buenos rendimientos de materia seca: “Se debe agregar, como mínimo, 100 kg por hectárea de superfosfato o fosfato diamónico al momento de la siembra y luego agregar Nitrógeno”.
“La mejor respuesta se logra fraccionando la aplicación”, indicó Pereira para lo que recomendó una aplicación temprana para activar el macollaje con dosis de 50 kg/ha de urea a los 30-45 días de sembrado y otra, luego del primer pastoreo, para incrementar el rebrote con 50 kg/ha de urea.
“Para iniciar el pastoreo –indicó la técnica de Corrientes– se debe tener en cuenta dos condiciones: el anclaje y la coberturainicial”. Lo que representa una espera de 60 días desde su siembra para que alcance los 20 centímetros de altura con una cobertura del 75 % del suelo y controlar que la planta tenga un buen arraigo a la tierra.
En referencia a los sistemas de pastoreo, la técnica recomendó aquellos realizados durante dos o tres horas, a partir del mediodía. Luego, se restringe el acceso y consumo para evitar el deterioro por pisoteos, bosteo, dormideros. “Así, permitimos que el animal recoja la proteína necesaria y, luego, complementaremos con un pastizal reservado, un silo de planta entera de sorgo o henos de pasturas”, detalló Pereira.