Agromakers es un programa de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) nacido con el espíritu de promover el espíritu emprendedor en la juventud. Sin embargo, sus protagonistas le asignan un valor muy superior. “Agromakers cambia realidades”, dice Vanesa Barreto, directora de la escuela 363 de Las Toscas, una localidad de 15.000 habitantes en el norte de Santa Fe. Hasta allí recalaron esta semana representantes de la BCR, quienes pusieron en marcha la quinta edición de esta iniciativa, que se viene desarrollando desde 2019.
Agromakers es fruto del intercambio de experiencias con equipos de docentes de escuelas técnicas y agrotécnicas de la provincia, quienes solicitaron herramientas y metodologías para desarrollar proyectos que estimulen a la juventud a pensar soluciones para problemas “glocales”, es decir, globales y locales.
“Nos permitió conocer otra modalidad de trabajo, enfocándonos en la producción de proyectos de impacto. Agromakers nos formó de una manera increíble, que nos hace pensar en un proces de aprendizaje totalmente distinto, que no termina hoy”, cuenta Barreto, una de las pioneras en el programa.
La directiva de la escuela 363 se muestra orgullosa porque el año pasado, estudiantes de su institución ganaron el primer premio a nivel provincial, con un proyecto para purificar y generar menos dióxido de carbono. Tras ese logro, fueron reconocidos en diversos ámbitos: “Esos reconocimientos le cambia la cabeza a los chicos y chicas. Les cambia la realidad. Agromakers cambia realidadades”, asevera.
Autogestión
Entre miércoles y viernes, más de 200 jóvenes del norte santafesino participaron de la quinta edición zonal de Agromakers, a través de diversos encuentros desarrollados en Las Toscas, Tacuarendí y Villa Guillermina. Lo distintivo de estas actividades es que ya se realizan de manera autogestionada por las propias instituciones educativas locales.
“Es muy valioso que los proyectos se puedan autogestionar, porque significa que la esencia de Agromakers está instalada en cada una de las escuelas y de las comunidades. La primera iniciativa autogestionada se hizo el año pasado y eso nos incitó a pensar en las instancias locales del programa. Para nosotros, que los procesos educativos tengan este nivel de apropiación es realmente muy valioso”, dijo Anaclara Dalla Valle, gerenta de Fundación y Sostenibilidad de la BCR.
La dinámica de trabajo Agromakers consiste en una jornada intensiva de co-creación, una especie de hackathon donde se prototipan proyectos y que genera como resultado la formación de una “comunidad de aprendizaje” en torno a las escuelas, generando un clima de entrenamiento, práctica y acción en el germinan proyectos emprendedores.
“Estamos muy felices de desarrollar este evento, donde nuestros alumnnos cada año aprenden a pensar, crear, imaginar, desarrollar un negocio, a trabajar en equipo, a buscar información, y a desarrollar la habilidad de un emprendedor”, comentó por su parte Karina Llull, docente de Tacurendí.
Los desafíos que se plantean a lo largo del programa son validados con los propios docentes y es así que los ejes de trabajo que son “glocales”, es decir globales y locales. Por lo tanto, las temáticas de trabajo para los alumnos han ido variando desde tecnologías para el agro hasta soluciones para el ahorro y consumo responsable de energía; cambio climático; soluciones productivas y sostenibles para contrarrestar los efectos de la pandemia; promoción del cuidado y la salud; entre otros.
En Agromakers los participantes adquieren herramientas vinculadas al desarrollo de metodologías ágiles que se utilizan en los ámbitos organizacionales y les permiten adaptar sus realidades a las condiciones del proyecto, consiguiendo flexibilidad e inmediatez en la respuesta para amoldar su iniciativa y posterior desarrollo a las circunstancias específicas del entorno.
Un elemento clave para el desarrollo de los proyectos de Agromakers lo constituyen aquellas personas que asumen el rol de mentores, acompañando a los grupos de estudiantes y ayudando a darle forma a sus ideas. Forman parte de la red de mentores los propios docentes que son claves en la incursión del programa en sus escuelas, organizaciones sociales, empresas, entidades del Estado, profesionales, estudiantes universitarios.