Vivimos en Argentina y cada día se hace más difícil para la gran mayoría acomodar el ingreso de los hogares a los gastos que se necesitan todos los meses para, en el mejor de los casos salir empatado. El aumento de las tarifas y servicios ha condicionado la forma de comprar de los argentinos. Normalmente una persona compraba para el consumo del hogar una vez a la semana carne y llevaba siempre un poco más. Hoy va dos veces por semana a la carnicería pero compra lo necesario para la cena o el almuerzo. No hay plata y la poca que hay se racionaliza de la mejor manera posible.
Esto ha ralentizado la suba de precios al consumidor y en algunos casos ha provocado bajas ya que merma la demanda y la oferta está firme. Es lo que se ve en la calle y sino consulte a su carnicero amigo.
En el caso de la carne porcina le debemos agregar dos ítems más que provocan complicaciones. La primera es la gran oferta que hay de carne vacuna con ofertas al consumidor muy importantes y también la carne aviar. La segunda la ironía de seguir apostando a las importaciones con todas las contras posibles, desde el envío al exterior de plata que no tenemos, hasta el engaño sistemático al consumidor con carne “vieja” como si fuera “fresca”.
Pero estamos en un año electoral y no es un tema menor, nunca al sector le fue mal en un año así. Y viendo el vaso medio lleno, la posibilidad de aumentar las exportaciones es otra buena noticia y no imposible. China sigue con una Peste Porcina Africana que poco a poco se va esparciendo en su geografía y faltará carne para sus consumidores y Argentina podría aprovecharlo. Y si bien serán solo algunos lo que exporten, es carne que sale del mercado.
La carne de cerdo no llegó al techo, tiene mucho aun por crecer, pero no habría que descuidar las líneas de trabajo que siempre se tuvieron en cuenta, desde el análisis de las importaciones para que sean las necesarias, hasta la promoción del consumo, como una carne sana y saludable.
Autor: Sus Scofra – Todo Cerdos