El XXVII Congreso de Aapresid que tiene por lema “30:10000 Conciencia Suelo”, tuvo en el ingeniero Miguel Ángel Taboada, director del Instituto de Suelos de INTA, una consistente presentación en torno de un par de ítems encuadrados en la relación del clima y el suelo. Allí, explicó que las inundaciones pueden preverse y que las áreas inundables poseen generalmente rasgos visibles en sus perfiles que nos indican esta característica.
El Magister en Ciencias del Suelo indicó que en una gran mayoría del territorio chaco pampeano encontramos millones de hectáreas con suelos que, en distinta proporción, es previsible que puedan sufrir procesos de anegamiento. Explicó que en general no están en las lomas sino en los bajos tendidos. “Lo que se puede asegurar es que tenemos herramientas para predecir que esto puede ocurrir”, dijo.
El otro problema que surge, comentó Taboada, es que el área sembrada en la Argentina se multiplicó casi al doble, de las 20 millones de hectáreas de la década del ’90 pasamos a 35 millones en estos últimos años: “Pero la gran diferencia no es, como se piensa habitualmente, que la soja reemplazó al maíz, sino que el cultivo de soja desplazó a las pasturas y a los pastizales en la región pampeana. Aquí en la zona oeste pampeana, la gran parte de la ganadería fue desplazada hacia el norte y hubo 4 millones de hectáreas desmontadas”, aseguró el Doctor en Eco- y Agro-sistemas del Instituto Nacional Superior de Toulouse. Entonces, lo que observa con preocupación es que justamente en esa zona es donde más problemas de anegabilidad pueden producirse.
Otro de los aspectos planteados por quien se desempeña actualmente como Director del Instituto de Suelos de INTA, Profesor Asociado en la cátedra de Fertilidad y Fertilizantes de la FAUBA, es cómo se relacionan las inundaciones con las formas en las que se manejan los suelos. Taboada planteaba que si bien el aspecto climático es primordial para que se produzcan inundaciones, el manejo del suelo va en línea directa con la velocidad con los suelos se inunden y con el tiempo en que esa agua pueda ser evacuada.
El Investigador Independiente de CONICET plantea tres cuestiones: que los cambios de usos de esos suelos y la urbanización, muy presentes en la zona de Córdoba y Santa Fe, afectan directamente la cantidad de agua que se consume y la profundidad de las raíces. En segundo lugar, hay que configurar la cantidad y tipos de cultivos que hay en la rotación. Y en tercer sitio, algo que se debe observar a nivel de cuenca, es la posibilidad de heredar algún problema que se esté dando más arriba. “Por eso es necesaria la intervención del estado, y no solo me refiero al nacional, sino a los provinciales y a los locales, para que exista un control entre vecinos respecto de las buenas prácticas”, aseguró.
En ese sentido, indicó que el tema de los anegamientos no obedece a un solo factor, como suele repetirse, ni hay una mono causa que genere estos excesos hídricos.
En conclusión, Taboada reiteró que es claro que el principal problema son las lluvias abundantes pero lo que nosotros hacemos con nuestro suelo hace que eso sea más o menos grave, según nuestro manejo del suelo.