Estamos ante una coyuntura compleja que comenzó hace unos meses: el fenómeno de la fiebre porcina africana ha reconfigurado el mercado de carnes a nivel global. En este contexto, Argentina puede ser una gran protagonista junto a Brasil, Uruguay y Paraguay.
Los números son elocuentes, exponenciales. Muy pocos sabían del potencial de China en cerdos, ¿y ahora qué? 55 millones de tn. son consumidas por la población. Ante la pérdida de aproximadamente 130 millones de cabezas, el gigante asiático debe importar un 26% de carne de cerdo. Como señalan los analistas, la situación se complejiza con algunas variables tales como la inexistencia de vacuna, la imposibilidad de reabrir en el corto plazo nuevos criaderos donde ya había uno, y la propagación del virus en más de 50 países, incluidos asiáticos y europeos.
Pero a su vez, este fenómeno deja en evidencia un tema mayor: sin la epidemia el faltante de proteínas también hubiese existido, porque la demanda viene creciendo de manera desfasada con la oferta disponible y la capacidad de producción. Según proyecciones del Rabobank, tan solo China demandará en los próximos años 6 millones de tn. de carnes.
El futuro de la proteína animal conlleva sin dudas tres grandes desafíos de la humanidad: producir alimentos y energía preservando el medio ambiente. Una utopía. Sin duda, la ciencia y la tecnología tienen la llave. Mientras que la modernidad en algunos casos trajo problemas, también es posible que traiga la solución.
En general, son las nuevas generaciones, los nuevos consumidores conscientes quienes eligen y priorizan Medio Ambiente y bienestar animal, por sobre el alimento que consume. Quizás los millennials y centennials, que parecen tener “vicios incompatibles con las buenas tradiciones de las generaciones anteriores”, nos enseñen el modelo a seguir, que basa su vida nada menos que en tres pilares envidiables: ética en el cuidado de los animales, preservación del medio ambiente, salud humana.
La producción masiva de animales se presenta como un desafío para los próximos tiempos. Las epidemias como la fiebre porcina estarán a la vuelta de la esquina, con difícil control. Ni siquiera los peces se salvan, la producción intensiva de salmón en Chile, segundo productor mundial, utiliza hasta 5 mil veces más antibiótico que Noruega su predecesor, haciendo que la producción sea poco sustentable porque además los desechos se acumulan en el fondo del mar.
Es cierto, el nuevo consumidor elije y exige, además sabe, se informa. Las redes sociales serán fundamentales. Desde el celular se podrá chequear la trazabilidad, nuevos métodos y conceptos de transacciones revolucionarán el modo de interactuar.
El consumo de proteína animal, en las próximas décadas no podría ser cubierta en las condiciones actuales. Tampoco la demanda será de acuerdo a las necesidades actuales, es cierto que aumentará el volumen de consumidores, pero con otras exigencias.
Sin duda, las carnes y en especial la carne vacuna, dejará de ser un commodity para pasar a ser un producto de alto valor fundamentado en el costo de producción, la calidad nutricional, certificaciones que avalen las demandas de los nuevos consumidores y demás.
Argentina tiene la gran oportunidad de ser jugador clave en este nuevo escenario en función de todas las condiciones favorables diferenciales que cuenta para producir carne de calidad.
Autor: Roberto Guercetti – Conecar