El objetivo institucional fue presentar los tres proyectos en los que trabaja la Comisión de Lechería que surgieron de once de las catorce comisiones lecheras que CREA tiene en Argentina. Juan María Palacios, presidente de la Comisión de Lechería de ACREA, resaltó la participación de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires, la Universidad de La Plata, la Universidad Austral, GEA, De Laval, La Serenísima, Danone, que han sumado su mirada para darle características multi e interdisciplinario “y que a la vez puedan surgir cosas de alcance nacional que sean de utilidad para el sector lechero”.
Con relación a los efluentes se habló de los detalles de las presentaciones realizadas en las provincias de Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires para compartir las circunstancias legales y técnicas de lo relacionado con al cuidado del ambiente.
Respecto de la rotación en el tambo hicieron una autocrítica señalando que “se sabe mucho de rotación en agricultura, pero en el tambo -que también es un sistema extractivo- no sabemos bien cuál es el impacto de los sistemas semi-pastoriles en el suelo”.
Por último, acerca del Factor Humano, se llamó “a pensar un poco más en la gente, porque siempre estamos hablando del confort animal dejando muchas veces de lado la calidad de vida del personal del tambo”, comentó Palacios.
Para tener una mensura de lo que significa el movimiento CREA en la lechería argentina es bueno saber que nuclea a 320 productores en 51 grupos, que manejan un rodeo total de 130mil vacas. Los tamberos CREA producen en sus tambos 960 millones de litros de leche por año, lo que representa casi el 9% de toda la producción nacional. Y cuentan con un sistema común de análisis de gestión física y económica.
Las charlas que dieron cuerpo a la Jornada fueron abordadas por Alejandro Herrero, de la UBA; Santiago Morín, de AACREA; Beto Quiroga, de INTA; Santiago Fariña, de AACREA, y Fernando Preumayer, de la Universidad Austral.
Otra de las disertaciones que se también se destacó en Mercoláctea fue “Tecnologías de bajo costo y alto impacto”, en el Taller de Crianza de Terneros, a cargo de la Ing. Agr. Guillermina Osacar.
“Hicimos hincapié en la capacitación del personal; en temas como la atención del recién nacido, tanto del ternero de parto normal como del que viene de partos con problemas; y las normas de bioseguridad en la crianza”, explicó Guillermina Osacar, y agregó: “La capacitación del personal es clave, es un punto fundamental; pero hay temas de decisión que los tiene que manejar el dueño, como la implementación de algún cambio en el sistema de trabajo”.
Además, durante la disertación, los mismos asistentes fueron proponiendo distintos temas que se les presentan cotidianamente en sus establecimientos. “Para el personal se destacó la manera en que se hace la capacitación, la importancia que tiene este punto central en el funcionamiento, y algunas consideraciones acerca del bienestar de las personas”, dijo Osacar.
En lo referente al ternero recién nacido, “desinfección del ombligo y calostrado, como las dos cuestiones fundamentales. Y para el que viene con problemas, como la falta de oxigeno y temperatura, se describieron las herramientas que hay que implementar para solucionarlo. El aspirador que se utiliza para liberar vías aéreas; y técnicas de reanimación del ternero, un agujero negro muchas veces en el tambo. Todos temas que determinan el correcto funcionamiento del tambo y el éxito y el fracaso de la crianza”, aseguró Osacar.
Con respecto al tema de las pautas de bioseguridad, se explicó el conjunto de normas que tratan de impedir el ingreso de patógenos desde afuera. “Nos centramos en algunos aspectos puntuales para evitar contagio entre animales dentro de la guachera. Medidas de desinfección que son más una cuestión de criterio y responsabilidad con la higiene de los elementos y la circulación de los animales”, contó la Ing. Agr. Guillermina Osacar.
Cuando se tiene en cuenta la fisiología se obtienen mejores resultados
El tema “Del manejo del rodeo a los genes: modulación de la expresión génica asociada a la producción de leche” fue abordado por la médica veterinaria y doctora en Fisiología, Isabel Gigli, quien se ocupó en primer lugar de aclarar “la importancia de hablar de la fisiología de la lactancia”, pues “el mejoramiento genético ha logrado que las vacas produzcan mucho más, pero esa producción mayor no es gratuita para las vacas”.
La sugerencia de la profesional es esencialmente que “no olvidemos cómo funciona la glándula mamaria, porque en los últimos 10 ó 15 años la tecnología molecular nos ha permitido conocer mucho más como es el funcionamiento de los genes de las células”.
En la misma dirección enfatizó que hay factores de manejo externo como pueden ser la frecuencia del ordeñe, la mastitis, el estrés calórico y el foto-período, que regulan las expresión de los genes y hasta pueden modificarla. “Si esos factores externos ocurren cuando todavía la glándula mamaria no está del todo diferenciada van a afectar la producción de leche y ese efecto (negativo) estará presente a lo largo de toda la lactancia”, advirtió Gigli.
Como contrapartida, ejemplificó que “si durante el primer mes de lactancia se ordeña tres veces por día en lugar de dos, se producirá un aumento que se va a conservar durante los diez meses que dura la lactancia”. Obviamente si no se hace de ese modo no habrá cambios y así está determinado en una rama nueva de la biología que se denomina “epigenética” que es cuando los genes responden a factores externos y se conservan de un modo determinado.
Gigli aclara que los cambios no alteran la secuencia del ADN porque no son mutaciones, pero sí operan como cambios químicos que hacen que el gen se exprese de manera diferente.
La disertante remarcó que hubo una tendencia al perfeccionamiento y las especializaciones, con mayores producciones, acompañado por manejo nutricional y sanitario, “pero pareciera que a la fisiología somos los mismos profesionales que no la tenemos tan en cuenta”.