Cambios positivos con el progreso de la cosecha suben el resultado del promedio nacional, que pasa de 30,2 quintales a 32,74 qq/ha. De esta manera, y sin cambios de área, la producción de trigo se actualiza respecto del informe precedente en 14,7 millones de toneladas, arrojando un 9,7 % más de producción. Recordando la producción del año pasado, que se trató de 10,9 M 1de Tn, la suba interanual ascendería casi en un 35%.
Entre los diversos factores que conformaron el comportamiento de esta campaña, el clima, durante la ontogenia del cultivo, se comportó contradiciendo el típico patrón invernal que suele observarse. En pocas palabras basta con decir que las lluvias privilegiaron el oeste en forma contundente. Las típicas lluvias, que desde el Atlántico entran al país por el sudeste bonaerense, atravesando, como trazando un medio circulo, el este provincial para luego avanzar hacia el sur de Santa Fe, y dejar su descarga final, ya con el frente debilitado, en Entre Ríos, esta vez no estuvieron. En cambio, las lluvias se incrementaron en zonas mediterráneas como en el oeste de Buenos Aires, La Pampa, Córdoba y hasta tomando al asalto en repetidas ocasiones a provincias cómo San Luis, Mendoza, La Rioja, y Santiago del Estero. En este último mes de análisis, el patrón de lluvias de noviembre va retomando la preponderancia del este. También se observa que ha dejado muy pocas precipitaciones en el sudeste de bonaerense y en el centro de Córdoba, tal como puede apreciarse en los mapas adjunto, confeccionado por CCA —Consultora de Climatología Aplicada.
Hubo ajustes a la baja en el sudeste bonaerense con una caída de 3 quintales en un rinde que ya se consideraba afectado, de esta manera las fuertes regiones trigueras de Tandil y Tres Arroyos, se estiman con 34 y 35 qq/ha. Las estimaciones allí, son consecuencias de la interrupción de las lluvias, heladas tardías que continuaron hasta bien entrado el mes de noviembre, eventos de granizo que dejaron daños de hasta un 80% en algunos casos, y también el cambio brusco del régimen térmico que terminó arrebatando los cultivos, amén de que las lluvias esperadas, se retrasaron en demasía y cuando llegaron estuvieron muy lejos de ser suficientes para cambiar la historia del cultivo. De todas formas se esperan un año excelente en cuanto a productividad unitaria en el oeste, y en parte del centro y norte de la provincia. Falta un mayor avance de cosecha, pero todo indica que Buenos Aires, a pesar de la caída de su máximo bastión triguero, expresaría un rinde de 34,8 qq/ha, cifra superior a la anterior estimación por 1,5 quintales.
Por otra parte, la problemática de enfermedades estuvo presente y hubo casos en los que lluvias provocaron el quiebre de resistencia en muchos cultivos. Numerosos lotes terminaron por bajar los brazos con producciones muy bajas, pero esto terminó siendo un comportamiento aislado. En cambio, el conjunto de los trigales expresó el cambio tecnológico que se manifestó en esta campaña. La fertilización, y los controles adecuados, han tenido mucho que ver en estos rindes que refleja el avance de la cosecha.
En la provincia de Entre Ríos, tomándose las cifras del SIBER, servicio de estimaciones de la Bolsa de Cereales de Entre Ríos, se nota un fuerte cambio a la suba en cinco quintales. Córdoba le sigue con un aumento provincial de la productividad unitaria de 3,8 qq/ha. Santa Fe subió 2 quintales más, y todo este conjunto de cambios expresan rindes realmente muy altos. En el cuadro contiguo pueden apreciarse las estadísticas por provincia.(GEA)