“El productor que decide “no” vender una ternera y la destina a prepararla para la preñez dentro de un futuro mediato “no está especulando”, sólo está recomponiendo la estructura productiva de su industria, la misma que fue atacada, vilipendiada y destruida durante los oscuros años de Kirchnerismo y que produjo la pérdida de 11.000.000 de cabezas de ganado en Argentina, sin que la mesa de los argentinos estuviese asegurada. Este volumen es el equivalente a toda la población bovina de Uruguay, país que no tenía importancia en el comercio internacional y hoy se convirtió en el 6to proveedor mundial de carnes, mientras que Argentina luego de haber sido el 4to jugador en importancia durante algunos años de la década pasada, cayó al 12º lugar provocando que durante 2015 el USDA, Secretaría de Agricultura de los EE. UU. dejara de incluirnos entre los países exportadores más importantes” aseveró Romagnoli.
“Retener vientres es una decisión inteligente y llena de buenas expectativas a futuro, porque se trata de preservar el principal insumo para recomponer el stock ganadero que argentina perdió en poco tiempo” explicó el presidente de Rosgan.
“Recomponer el stock ganadero supone que la mayor oferta podrá mejorar la estructura de precios relativos e internos, y así evitar el desmadre que observamos actualmente en las góndolas y en el mostrador. Y en este punto debemos ser claros: es una situación en la cual los productores y el primer eslabón de la cadena, no tienen absolutamente nada que ver porque no son formadores de precios. La paradoja se da con quien produce, porque luego de compartir un ciclo biológico de 3 años proveyendo alimentos, sanidad y cuidados, vende ganado en pie a 30 o 40 pesos el Kg. y cuando va a una góndola debe pagar 4 veces más por el mismo producto con mínimos procesos de industrialización”, concluyó.