Que rol deberia jugar Argentina para garantizar la seguridad alimentaria global

Pasaron casi diez años desde la última visita de un Jefe de Estado chino a la Argentina. El inminente arribo de Xi Jinping a nuestro país abre una discusión entre funcionarios públicos y académicos sobre el rol que debería jugar la Argentina para garantizar la seguridad alimentaria global, y el papel del agro en la construcción de una relación integral y profunda con China. Un debate necesario para saber cómo movernos en un mundo con grandes oportunidades de mercados, y comenzar a entender la clave para competir con los sistemas internacionales.

El debate se desarrolló en la Fundación OSDE y fue organizado conjuntamente por Jorge Castro y Guillermo Santa Cruz, del Instituto de Planeamiento Estratégico; y Fernando Vilella, director del Programa de Agronegocios y Alimentos de la Facultad de Agronomía de la UBA.

“Creo que ahora el desafío en la relación Argentina-China es romper con el desconocimiento: como son dos países geográficamente lejanos la visita de nuestro presidente sirve para estrechar las relaciones, para la comprensión y el conocimiento de ambos y ayudar a las cooperaciones económicas y comerciales. Se debería estudiar la viabilidad de un acuerdo de libre comercio para establecer así una relación de comercio bilateral”, afirmó Zhai Chengyu, consejero Económico y Comercial de la Embajada de la República Popular China en la Argentina. 

China es el segundo socio comercial de la Argentina y es el principal destino de nuestras exportaciones agropecuarias. Además, es la primera economía del mundo en términos de capacidad de compra doméstica: sumando exportaciones e importaciones alcanzó 4.16 billones de dólares con un crecimiento de 7.6 % respecto al año anterior. Lo que representa una cifra superior al comercio internacional de Estados Unidos en más de 500 mil millones de dólares.

La irrupción  de este país asiático en la economía mundial modificó de forma irreversible los términos de intercambio globales. “La importancia de China no es nacional, no se refiere a su población, a su tamaño, a su producto interno. La importancia de China es en la medida que representa una nueva estructura de la economía mundial que tendencialmente también es una nueva estructura del sistema del poder”, aseguró el Dr. Jorge Castro, del Instituto de Planeamiento Estratégico.

Para el gobierno chino, en los próximos 5 años las importaciones alcanzarán a más de 10 billones de dólares, una cifra cercana al 20% del Producto Bruto Global. El crecimiento del consumo doméstico chino no es otra cosa que el reflejo del surgimiento de una gigantesca nueva clase media.

Según el Ing. Agr. Fernando Villela, director del Programa de Agronegocios y Alimentos de la Facultad de Agronomía de la UBA, el autoabastecimiento de China es un elemento central.  “El consumo por cada uno de los habitantes que está en las ciudades es más del doble que la misma persona que está en el ámbito rural y esa diferencia tiene mucho que ver con estas reestructuraciones de tipo de productos y demandas que este país modifica. Entonces cada vez que alguien pasa del sector rural al urbano consume menos maíz, menos arroz, menos trigo, más papa, más carne vacuna y mucha más carne especialmente de peces que es la proteína más consumida per cápita en China. Productos que están ligados más a una dieta distinta, muchas veces más equilibrada y con productos más sofisticados”.

Así, explicó que: “Hay una tendencia a que las personas accedan a proteínas. En términos de cuánta carne se importó y exportó en China lo que observamos es que el déficit pasó de 1 millón de toneladas a 1.5 millones de toneladas en sólo dos años. Este crecimiento y esta conformación de una nueva sociedad con acceso a un consumo diferente están muy claro”.

Y expresó: “Creo que esto es muy relevante porque nos va a estar marcando qué tipo de cosas nos van a estar pidiendo. Nos van a comprar distintos tipos de alimentos como viene ocurriendo en este entramado y complejo mundo multiplex que representan los distintos mercados”.

La nueva realidad internacional, en temas económicos y comerciales, refuerza la certeza de que los académicos son piezas fundamentales para dar el enfoque necesario y entender cómo nos movemos hacia el futuro en la relación con China y con Asia.

“Si algo podemos hacer los que estamos en el campo académico es ayudar a entender lo que está pasando. En el mundo hay gran confusión y aprender a entenderlo tiene gran valor. Además, desde el campo académico tenemos la necesidad de trabajar en forma articulada con el sector empresario y con el sector gubernamental no sólo para entender la realidad sino también para operar la realidad”, dijo Félix Peña, director del Instituto de Comercio Internacional de la Fundación ICBC.

Para Fernando Vilella: “Lo más relevante que está pasando en China, desde mi punto de vista, es lo que está pasando en el sistema educativo, en todos los niveles. Tengamos en cuenta que hay 200 millones de personas en los diferentes niveles de la educación; que este año ingresaron 4 millones de estudiantes a las universidades; y que tienen una dotación de 37 millones en el sistema universitario. Lo más importante es que del 30 al 40% de los estudiantes ingresan a las carreras tecnológicas e ingenierías. Entonces la gran pregunta es ¿cómo competimos contra 20 millones de ingenieros. En qué rubros y qué cosas nos quedan espacios en un mundo muy complejo?”.

El sistema internacional brinda múltiples opciones tanto al que vende, como al que compra. Pero los protagonistas no son sólo los países y las empresas, sino que, cada vez más, los protagonistas son los consumidores de clase media urbana, que tienen la decisión  en materia de alimentos y en materia de calidad sanitaria de alimentos. Vivimos en un mundo en el cual tenemos que estar constantemente con los ojos abiertos, aprendiendo cómo se mueve el otro para poder competir en el plano internacional. Las oportunidades existen, sólo tendremos que hacer muy bien los deberes.

 

 

Fuente: Prensa Fauba

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