Las entidades, Bolsas y cámaras de distintos puntos del país, expresaron su visión por el anuncio del Gobierno Nacional de aprobar comercialmente el trigo HB4 para multiplicación, producción y comercialización en todo el país, una vez que se apruebe en Brasil. A continuación, la opinión de quienes son parte de la cadena del trigo:
En primer lugar reiteramos que los representantes de la cadena del trigo en Argentina apoyamos la ciencia nacional, la innovación tecnológica y los servicios que se siguen realizando en nuestro país, con vocación de aportar al desarrollo económico y social, y protegiendo el ambiente.
No tenemos dudas que el trigo HB4 no tiene riesgos ambientales ni de salud pública, y que el SENASA y la CONABIA han realizado sendos estudios técnicos que así lo confirman.
Llama la atención que el Gobierno decida de forma unilateral, sin consultar a los representantes de la cadena del trigo, la aprobación comercial. Más aun, muchos de nosotros remitimos notas con aportes y opiniones al Ministro de Agricultura y no se recibió respuesta alguna.
Es nuestro deber económico y social defender a la cadena del trigo frente a riesgos comerciales que puedan ocasionarse.
El mercado mundial del trigo alcanza las 175 millones de toneladas anuales y el de harinas a los 18 millones y los dos en su totalidad son no transgénico, condición que lo diferencia de los mercados de maíz, soja y algodón. En varios países del mundo se intentó hace años, lanzar eventos en trigo que no pudieron prosperar debido a la reacción negativa de los mercados compradores. Es por ello que esta aprobación reviste condiciones especiales y altamente riesgosas.
El gobierno puso una única condición, que es la aprobación previa de Brasil. Desde hace ya varios años, las exportaciones de trigo argentino han diversificado los destinos pasando de exportar a 23 mercados en 2015 a 54 países en 2019 y se espera que se sigan ampliando los mercados. Esta diversificación de los mercados es estratégica porque reduce la dependencia al concepto de mono-mercado y permite que la Argentina mantenga precios competitivos para sus productores, así como mejore el ingreso de divisas en los meses críticos donde el trigo es la única fuente de ingreso para el país. La diversidad requiere que nuestro país deba monitorear y aguardar la aprobación de eventos biotecnológicos en más de un destino relevante para nuestras exportaciones de trigo, únicamente en aquellos países que tienen marco regulatorio en la materia.
En 2015, el 86% de nuestras exportaciones de trigo se dirigían a Brasil, con lo cual parecía razonable mantener una política espejo con dicho país a la hora de aprobar eventos en ente producto. Ahora, Brasil representa cerca del 45% del total de ventas de trigo al mundo.
Por otra parte, el mercado argentino no tiene experiencia en consumir trigo transgénico, y ya existen pedidos de parte de empresas alimenticias nacionales e internacionales que operan en nuestro país, de comprar únicamente harina o trigo no transgénico. El uso comercial nacional del trigo HB4 impactara en los precios y abastecimiento de trigo en el país. El daño que se produciría al mercado de trigo argentino sería irreparable e irreversible, toda vez que la contaminación se propagará y la segmentación resulta inviable. Se pondría en riesgo los esfuerzos conjuntos (público / privado) realizados para consolidar nuevos mercados y expandir fuertemente las exportaciones.
No solo se ponen en riesgo las exportaciones de trigo y harina, sino también de pellets, almidón, gluten, panificados, fideos y todos los productos del segundo procesamiento donde existen miles de PYMEs que actúan en esta cadena.
Frente a estos desafíos, queda claro que el Ministerio de Agricultura debe asumir las responsabilidades de las consecuencias directas que pueden generar costos económicos y comerciales para todos los productores de trigo, así como para todos los eslabones de comercialización y transformación interna y de exportación.