Un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario dice que se destaca la demanda del sector aceitero y de biocombustibles que al menos para el primer trimestre del año próximo luce muy robusta, mientras que para la harina cualquier recuperación de los precios estará sujeta fundamentalmente a la evolución del consumo para forraje.
Por lo demás, si la mayor producción mundial de esta campaña no dio lugar a un desplome de precios ello se debió fundamentalmente a la demanda China y, en medio de pronósticos de un “soft landing” de esta economía asiática, la evolución de la misma deberá ser seguida con atención.
En lo estrictamente local, si bien la producción argentina podría rondar los 53 millones de toneladas, por debajo del ciclo anterior, los inventarios que pasarían del presente ciclo al sucesivo lucen anormalmente abultados, permitiendo que la oferta total se mantenga aún abundante.
Aquí vale hacer una nota aparte para las primeras estimaciones que comienzan a llegar respecto a las siembras 2017 en EE.UU. Según Informa Economics, la superficie implantada con maíz caería un 5% el próximo ciclo mientras que la de soja subiría en casi el mismo porcentaje. Este punto no debe ser despreciado a la hora de formarse las expectativas de precios, habida cuenta que si en el 2016/17 el balance de maíz resultó más holgado que el de soja, situación que revertiría la campaña subsiguiente.
De efectivizarse estas proyecciones, a partir del segundo trimestre del año la estabilización de la oferta de aceite de palma aunada al impulso de las siembras del Hemisferio Norte podrían ejercer presión en las cotizaciones del poroto, en un contexto donde dólar y tasas en el mundo parecen tender a la suba post-asunción de Trump. Como siempre, el factor de incertidumbre por excelencia será el clima, según beneficie o estorbe los planes de producción americanos.
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