La creciente demanda mundial de alimentos, incentivada por el aumento de la población, obliga a los productores a optimizar sus recursos para lograr una mayor eficiencia y calidad en su producción. Sin embargo, en forma paralela, es fundamental que nuestros agricultores incorporen las buenas prácticas agrícolas que, además de ser una demanda de la sociedad civil, hoy los mercados internacionales imponen como condición sine quanon cumplir con estas pautas para acceder a ellos.
En ese sentido resulta fundamental la utilización de tecnologías que ayuden a potenciar e incrementar la cantidad de alimentos disponibles para el consumo humano, por eso los sistemas agrícolas utilizan los fitosanitarios para mejorar su producción, de lo contario, si estos productos no se utilizaran, los rendimientos podrían caer hasta en un 40%.
Los productos fitosanitarios son utilizados para minimizar o impedir el daño que las plagas puedan causar a los cultivos y, por lo tanto, afectar el rendimiento y la calidad de la producción
Pero, más allá de esta necesidad, es indispensable que se haga un uso responsable de los fitosanitarios de acuerdo a las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA), que permitirán una aplicación eficiente de los productos para que lleguen al objetivo (suelo, follaje, frutos, etc.) sin causar derivas hacia zonas o lugares “no objetivo”, contribuyendo a lograr sistemas cada vez más eficientes y sustentables.
El manejo de los fitosanitarios tiene como objetivo lograr un uso responsable de estos productos durante todo su ciclo de vida que va desde su descubrimiento y desarrollo, ciclo comercial, almacenamiento y uso en el campo, hasta su eliminación por el uso. Si los productores utilizan las tecnologías en forma correcta, el riesgo de su uso se minimiza.
El “Riesgo químico” representa la probabilidad que una sustancia química produzca un daño en condiciones específicas de uso o manejo; Toxicidad es la cantidad inherente de una sustancia para causar daño a un organismo vivo y, Nivel de exposición es el contacto efectivo de la sustancia química con el organismo.
La toxicidad es un parámetro que no varía, a menos que se cambie el producto a utilizar, en tanto que el nivel de exposición es el parámetro que más afecta al nivel del riesgo.
Las BPA, a través del uso responsable de productos, aseguran que el nivel de exposición sea lo suficientemente bajo de modo que el riesgo sea mínimo y, en el uso de los productos fitosanitarios comprenden tres etapas al momento de realizar una aplicación:
Previo a la aplicación el operador deberá:
– Realizar el monitoreo adecuado, conociendo la plaga y evaluando los umbrales de aplicación.
– Contar con la Receta agronómica expedida por un ingeniero agrónomo autorizado por el organismo respectivo.
– Comprar en establecimientos autorizados.
– Verificar la fecha de vencimiento y Nº de lote en la etiqueta del envase.
– Leer atentamente las instrucciones impresas en la etiqueta del producto para conocer su correcta utilización.
– Transportar los productos apartados de animales, forrajes y alimentos.
– Dar aviso a las autoridades locales, escuelas y apicultores al momento de realizar una aplicación
– Calibrar la máquina pulverizadora según las condiciones meteorológicas imperantes (humedad, viento y temperatura) a fin de evitar la deriva.
Durante la aplicación
– Al momento de la aplicación efectiva de los productos tener presente las condiciones ideales de aplicación (Humedad relativa, Temperatura y dirección y velocidad del viento) y la calibración adecuada de la pulverizadora para lograr el número de gotas por cm2 y diámetro promedio de gotas adecuado. Estos parámetros están establecidos en las Buenas Prácticas de Aplicación y bajo los cuales el nivel de exposición tiende a cero.
– Utilizar equipo de protección personal al momento de realizar la mezcla.
– Aplicar la Técnica del Triple lavado o lavado a presión al finalizar el contenido del envase
– Una vez lavado perforar el envase para impedir su reutilización.
– Corroborar que no hayan personas ni animales cercanos a la zona de aplicación.
Después de la aplicación
– Lavar el equipo de protección personal separado de la ropa de uso diario.
– Respetar los tiempos de carencia y señalizar el lote tratado.
– Entregar los envases vacíos, lavados e inutilizados en los centros habilitados. (Fuente: CASAFE)