Los resultados del estudio indican que un incremento en los derechos de exportación o la implementación de cupos a los niveles previos de diciembre de 2015, conducirían la rentabilidad del maíz a terreno negativo en casi toda la provincia de Córdoba. El nivel actual de precios y las perspectivas para la próxima campaña limitan la capacidad de gravar la producción agrícola sin que la misma incurra en un proceso de descapitalización.
Con la cosecha de trigo en marcha y gran parte del maíz temprano sembrado, aún queda por definirse cuál será el área final para los cultivos estivales durante la campaña 2019/20, teniendo en cuenta que cerca del 70% del maíz sembrado en Córdoba es tardío. Ante el contexto actual de incertidumbre local, potenciado por el cambio de gobierno a mediados del próximo mes y los consecuentes vaivenes económicos, la rentabilidad de la producción agrícola podría experimentar grandes variaciones en los próximos meses de acuerdo con las medidas que se tomen y sus respectivos impactos. Por esta razón, es de suma utilidad calcular los diferentes resultados económicos para el productor de la provincia de Córdoba y tomar conciencia de los perjuicios que le causarían a la actividad la implementación de determinadas políticas de comercio exterior, especialmente para aquellos que decidieron o decidan sembrar maíz, ya que es un cultivo sumamente sensible a este cambio de políticas.
Se elaboraron distintas proyecciones y se determinaron tres escenarios de rentabilidad económica que tendría el cultivo de maíz dependiendo las políticas de comercio exterior que decida implementar el próximo gobierno y que afecten al sector agrícola.
Escenario 1: Se mantienen las políticas de comercio exterior actuales
El mejor escenario planteado contempla el esquema actual de retenciones de $4 por USD exportado y sin la implementación de cuotas arancelarias (cupos) a las exportaciones. Esta sería la situación más optimista para el cultivo, especialmente para el maíz temprano, que terminaría con un resultado económico de USD 129 por hectárea, un 127% superior al obtenido en la última campaña. Los principales determinantes de este resultado positivo serían el mejor precio disponible, que resulta de descontarle al precio de exportación FOB los gastos portuarios, comerciales e impuestos (aquí entrarían las retenciones) y la disminución de los costos directos, especialmente aquellos que se ajustaron en pesos. Para abril de 2020 se espera que el precio disponible cotice en USD 145 por tonelada, USD 12,5 por encima del observado al mismo mes de este año. El resultado para maíz temprano sería una rentabilidad cercana al 21%, 11 puntos porcentuales por encima de la obtenida en la campaña 2018/19. Es importante destacar que el resultado de la actividad contempla el costo del arrendamiento, incluido en los costos indirectos.
Por otro lado, el maíz tardío no tendría la misma suerte. Si bien el resultado de la actividad terminaría positivo, este sería sensiblemente inferior al resultado de la última campaña, donde se obtuvo un margen del 13,5%, como consecuencia de los excelentes rendimientos que tuvo el maíz tardío la campaña pasada, superiores al rendimiento histórico promedio. Así mismo, contrario a lo que se proyecta para maíz temprano, en maíz tardío la diferencia de precios entre ambas campañas podría ser menor debido a la competencia con el maíz brasilero de segunda o zafrina, ubicándose sólo USD 6 por encima del precio de julio de este año. De esta manera, se espera una rentabilidad del 5,1% para el cultivo tardío, lo que representa una caída de 8,4 puntos porcentuales en comparación a la campaña 2018/19.
Escenario 2: Aumentan los derechos de exportación
Este escenario contempla retenciones del 20% para el maíz y del 35% para la soja, pero sin aplicar cupos de exportación. Se estima un precio interno del cereal de USD 121 por tonelada, USD 25 por debajo del precio esperado en el escenario 1 debido a las retenciones. La consecuencia más visible sería una reducción del margen bruto a USD 361 por hectárea. Por otro lado, si bien las retenciones a la soja implicarían que su precio baje, y con ello los costos de arrendamientos, esto no alcanzaría para compensar el menor ingreso, y la rentabilidad sería 16% inferior a la del escenario 1, ubicándose en 4,1% sobre la inversión inicial.
Las conclusiones se tornan negativas al observar los resultados del cultivo tardío. El precio interno seria de USD 119, 17,2% menor que en el escenario sin cambios a los derechos de exportación, lo que llevaría a una rentabilidad negativa del 12,6% sobre el capital invertido.
Bajo estas condiciones, muchos departamentos presentarían resultados económicos negativos. Con retenciones del 20%, el productor de maíz temprano promedio se encontraría en problemas en 11 de los departamentos, siendo la zona núcleo la única con renta positiva. La reducción es más notable para el maíz tardío, donde la totalidad de los departamentos tendrían rentabilidad negativa.
Observando el cuadro de sensibilidad de la rentabilidad, se observa que para el maíz temprano pequeñas caídas del precio o de los rendimientos llevarían la rentabilidad a suelos negativos. Por otro lado, podría revertirse el resultado negativo del maíz tardío a nivel provincial si se obtiene un rendimiento cercano a los 91 qq/ha, un precio FOB de USD 175 por tonelada o una combinación de ambos en menor proporción.
El último escenario sería el más pesimista de todos. Implica retenciones del 20% para el maíz y del 35% para la soja, con la incorporación de cupos a la exportación que provocarían una disminución aún mayor en el precio disponible a cosecha.
Bajo una situación como la planteada el cultivo del maíz sería económicamente inviable. Tanto el maíz temprano como maíz tardío tendrían una rentabilidad negativa del -9,1% y -27,5% respectivamente, lo que equivale a un resultado económico negativo de – USD 52,5 y – USD 160,5 por hectárea para los mismos.
Al igual que en el segundo escenario planteado, con la incorporación de cupos a la exportación casi todos los departamentos se encontrarían en rojo tanto para maíz temprano como para maíz tardío, pero en este caso con pérdidas incluso mayores. En maíz temprano solo el departamento de Marcos Juárez se encontraría con valores positivos a diferencia del escenario 2 donde toda la zona núcleo obtenía ganancias.
Con los datos expuestos, se evidencia que un aumento en los derechos de exportación o intervenciones en la comercilización del cereal mediante cupos provocarían una fuerte pérdida económica para los productores de maíz. Si bien los márgenes brutos serían positivos, permitiendo cubrir los costos variables de producción, se vería una fuerte disminución en los mismos afectando no solamente la intención de siembra con este cultivo sino la aplicación de tecnología. En el mediano plazo, una rentabilidad negativa de la actividad implicaría una descapitalización del sector agrícola.