Tanto en los medios masivos como en las conversaciones de café, cada vez más se escucha acerca de las posibilidades de producir de forma orgánica. Es una propuesta muy seductora porque se relaciona con la idea de volver a cómo era la vida “antes”, suponiendo que en el pasado todo era más sencillo y auténtico por no haber tanta tecnología disponible (entre otras cosas). Sin embargo, actualmente, inclusive en las producciones orgánicas – que exceden lo que podría ser una huerta en nuestra casa- usan productos para la protección de cultivos o también conocidos como fitosanitarios de tipo biológico.
Nicolás Skare, además de desempeñarse como aplicador de agroquímicos de forma aérea y terrestre, también es productor agropecuario en la zona de Salto, provincia de Buenos Aires. En esta entrevista nos cuenta su experiencia piloto de producción orgánica desafiando a la tecnología disponible.
¿Cómo surgió la idea de abordar una producción sin agroquímicos?
Desde hace tiempo tenemos en nuestra casa una huerta familiar y un día, a modo de prueba, quisimos ensayar la experiencia de producir sin ningún tipo de agroquímico
¿Cuáles fueron los resultados?
La verdad y en pocas palabras, el resultado fue muy malo: comimos poquísimos tomates y tanto la lechuga como la acelga crecieron todas perforadas, ya que las orugas y otras plagas ¡simplemente devoraron nuestra quinta! No hubo forma de pararlas ni de salvar la producción.
¿Pero se acordaron de colocar las plantas que se consideran controladoras de insectos?
¡Por supuesto! Nosotros queríamos que la experiencia tuviera buenos resultados, así que para que funcionen como repelentes naturales sembramos albahaca, ruda macho y hembra, crisantemos, ajos y cebollas. Hasta colocamos ranas, sapos y utilizamos agua con jabón blanco. Hicimos todo lo que se dice que hay que hacer en estos casos, pero nada dio resultado.
¿Y qué hicieron entonces?
Decidimos volver a sembrar como habíamos hecho hasta el momento y todo volvió a la normalidad, sin problemas. Es decir, retomamos el uso de fungicidas, insecticidas y fertilizantes y logramos una producción como tradicionalmente tuvimos. Por supuesto que respetamos las buenas prácticas en el campo, haciendo un uso responsable de los productos para la protección de cultivos, respetando los tiempos de carencia, y en la mesa, lavando todos los alimentos a conciencia antes de consumirlos.
¿Qué consejos le darías a un productor?
(Risas) ¡No! Yo no soy nadie para dar consejos… simplemente que pruebe tratando de producir orgánico sin agroquímicos y ya va a ver los resultados.
¿Qué conclusión te dejó esta experiencia?
Con esto que nos pasó a nosotros en nuestra propia huerta, sumado a muchos comentarios de mis vecinos, creo que es fácil de comprobar que no es viable alimentar a la población del Planeta, cada vez más numerosa, sin el apoyo de los agroquímicos. Además, hace años que trabajo como aéreo aplicador y mi experiencia me indica que la clave, como siempre, consiste en respetar las Buenas Prácticas Agrícolas. (Fuente: CASAFE)