En el marco del pasado congreso de Aapresid, se desarrolló un panel que trató el futuro de la regulatoria y propiedad intelectual en semillas.
El Ing. Agr. Alejandro Petek comenzó la conferencia manifestando la necesidad de aumentar la competitividad y señalando que esta está ligada a la tecnología “no centrada en los recursos genómicos.” En su conferencia, recordó algunos de los planteos que surgieron del último Congreso de Aapresid –una Ley de Semillas, el fortalecimiento del INASE, alcanzar un programa que incentive el uso oneroso de la tecnología– y reveló que la convocatoria a los disertantes a este panel en particular se había orientado en la intención de partir de esas recomendaciones para ir “un paso adelante”.
A su tiempo, Pedro Vigneau, presidente de Aapresid, se refirió a la “centralidad” del tema y a la esperanza de “aggiornar” la normativa vigente.
“El pago de la propiedad intelectual es una buena práctica agropecuaria” sostuvo. “Hay que crecer en productividad cuidando en medio ambiente y contar con reglas claras para que cada uno haga lo que sabe hacer”, dijo, en relación a productores e industria. “Con el cambio de escenario de este año tenemos que establecer un mismo pacto. Estamos abiertos al diálogo”.
A su turno, el ingeniero y doctor en Ciencias Agrarias, Miguel Rapela, en representación de la Asociación de Semilleros Argentinos, afirmó que el “ejercicio cotidiano” en la institución que integra es “el consenso”, en referencia a la distinta realidad de los socios que integran ASA.
“Promovemos el respeto a las normas de propiedad intelectual que rige desde la semilla como un todo”, afirmó. “Es un bien tangible que expresa una información genética en la que coexisten distintas patentes”. También reclamó por la constitución del directorio del INASE y por “modernizar la Ley de semillas”.
“Hay tres factores de consenso en torno a la propiedad intelectual: “Alentar el uso de semillas fiscalizadas, la erradicación de la semilla ilegal –la semilla de uso propio es otra cosa y debe hacerse de manera controlada por el obtentor–, y una Ley de semilla (reclamo que la organización sostiene desde hace doce años)”.
También destaco “los encuentros desarrollados en 2012″, de los cuales surgió un proyecto en la materia. Ponderó esas negociaciones y planteó como objetivo “que las discusiones futuras partan de ese proyecto”.
Sobre el final, retomó la idea de convertir a la Argentina más que en el granero “en el semillero” y “el supermercado del mundo”. “Pero –dijo– para alcanzar ese objetivo hay que generar un clima de negocios.”