El verano boreal se manifestó de forma intensa en este año con precipitaciones limitadas y marcas térmicas superiores a la media. Esto llevó a que las principales regiones trigueras del centro – norte de Europa y, en menor medida, del Mar Negro, vieran incrementar las áreas con déficit hídrico. Estas condiciones se han instalado durante el ciclo de crecimiento del cultivo, ocasionando daños irreparables en grandes extensiones del viejo continente. Es así como los rendimientos estimados se ven notablemente reducidos y, por transición, la cosecha de casi la totalidad de los países productores.
Tal es el caso de Alemania, segundo productor del bloque europeo después de Francia, que afronta un escenario crítico y prevé una caída del 25% de su cosecha con unas 18,00 mill.tn. previstas al momento. Los cultivos franceses corren la misma suerte y se espera trillar un 10% menos que el ciclo precedente con 32,90 mill.tn. según fuentes locales privadas.
En Italia, la ola de calor se combinó con excesivas lluvias que promovieron la aparición de enfermedades fúngicas y plagas, degradando la calidad de las cosechas. En este caso, la incidencia que tiene en las exportaciones del continente es poco relevante, con una producción cercana a 2,65 mill.tn. (4% menos que el año pasado). Distinta es la situación en el sur europeo, más precisamente sobre la península, que presentó un clima más templado y húmedo. Así España se diferencia anticipando un aumento en su cosecha y, dado que es importador neto, absorbería un tonelaje menor del resto de los exportadores vecinos.
Teniendo en consideración el trigo blando de los 28 países miembros de la Unión Europea, la producción caería a los niveles más bajos en seis campañas alcanzando 127,70 mill.tn. Lógicamente que a medida que se avance con las labores de recolección, se tendrán los números finales y podría haber ajustes posteriores.
Los mercados internacionales fueron reaccionando a medida que se consolidaba esta coyuntura productiva. El MATIF de París experimentó una empinada tendencia alcista que situó las cotizaciones en máximos de cuatro años, rondando los 210 – 215 €/tn (241,40 – 247,10 U$S/tn) si contemplamos los contratos más próximos. Las subas se replicaron en los principales puertos a nivel mundial, con el FOB de Francia (Rouen) en 248,27 U$S/tn, el Golfo de México de EE.UU. a 229,90 U$S/tn para la variedad SRW, entre otros, según los valores actualizados al 17 de agosto.
Este contexto refuerza el optimismo para las exportaciones argentinas, en el que parte de la demanda (desatendida por los oferentes europeos) deberá reorientar sus solicitudes a orígenes alternativos y es aquí donde nuestro país tiene potencial para expandir la colocación de los excedentes del cereal. Los precios FOB de exportación oficiales para el trigo pan argentino trepó a unos 241 U$S/tn para los embarques realizados durante agosto, mientras que para septiembre – octubre se obtiene 1 U$S/tn adicional. En sólo dos semanas se apreciaron ganancias de entre 5 y 7 U$S/tn en los diferentes plazos, en línea con los mercados a término.
En la última rueda de la semana pasada, los futuros operados en MAT se negociaron al límite máximo de suba diaria y las posiciones a Ene-19 para Rosario ajustaron en 222 U$S/tn. El máximo para este contrato se dio el pasado 6 de agosto con un precio apenas 4 U$S/tn por encima del actual. La brecha observada respecto al año pasado se acrecienta y ya observamos un mercado 33% más caro que exactamente un año atrás, cuando los anotes se hacían en torno a 167 U$S/tn.
A medida que avance la trilla de los lotes europeos y demás regiones del hemisferio norte, los operadores irán asimilando los rendimientos finales y, en función de los resultados, el mercado se irá adecuando. Con estos elementos en juego, resulta apropiado cerrar pisos de ventas y por qué no quedar abierto a subas posteriores. Una posibilidad que brinda el mercado es adquirir un PUT Ene-19 a un precio de ejercicio de 211 U$S/tn. con una prima de 9 U$S/tn. estableciendo un mínimo de 202 U$S/tn.
Una segunda alternativa plantea dos operaciones en simultáneo, como son la venta de un futuro Ene-19 a 222 U$S/tn y la compra de un CALL. Así se constituye un PUT sintético, dando lugar a un piso de venta con la posibilidad de obtener parte de la suba antes de que venza la posición, en caso de que el mercado supere al precio del futuro previamente negociado. En las primeras dos semanas del mes se negociaron futuros Ene-19 por 394.178 tn. y si adicionamos la operatoria de opciones, el volumen asciende a 656.878 tn en MAT.
Por otro lado, los productores trigueros han comercializado cerca de una cuarta parte de la nueva cosecha. De no mediar adversidades climáticas en las instancias críticas, Argentina estaría en condiciones de cosechar 21 mill.tn. que, no sólo abastecería los consumos de la molienda, sino que arrojaría un saldo exportable en un contexto de menor oferta global. Con perspectivas favorables, las operaciones forward llegan a 5,21 mill.tn. y superan en casi un 70% el volumen de un año atrás, el máximo anterior. Un punto a considerar es que gran parte de estas operaciones tendrían como entrega los meses de diciembre y enero, en momentos que suele concentrarse la presión de oferta.
No son ajenas las compras de los molinos de Brasil, el principal importador de trigo argentino, que compite con la demanda local y marca un sostén para los valores disponibles y con entregas más cortas. De hecho, durante julio se registró el volumen de importaciones brasileñas más elevado del 2018, con 757.552 tn. A diferencia de los meses anteriores, se recurrió a otros orígenes (como EE.UU, Canadá y Uruguay) ante los bajos stocks físicos en Argentina. En julio, el 71% del cereal que ingresó a territorio brasileño fue enviado desde nuestro país, mientras que hacia el 1° semestre, esta relación promediaba un 94%.
Autor: Eugenio Irazuegui ZENI