Es decir, que no todos sus eslabones tienen situaciones positivas, dejando estos desequilibrios márgenes para correcciones a futuro. La prolongación en el tiempo de dos variables centrales: la seca y la caída de ingresos, arriesgan situaciones que cada vez se hacen más difíciles de corregir con el paso del tiempo.
Sin lugar a dudas, los últimos años fueron muy buenos en términos de precios tanto para el productor como para la industria exportadora, lo cual hace que cualquier comparación parecería negativa si lo reflejamos con esos años. Si bien los precios muestran este año bajas pronunciadas en términos reales, la existencia de ciclos es algo habitual en el sector y no es posible pensar siempre en períodos de crecimiento eternos.
Muchas veces los períodos de mayor volumen de producción llevan a la equivocación de pensar que todo marcha bien, y esto no es así, la producción de carne en fábrica durante los años 2009/2010 fueron los más altos pero resultado de la liquidación de hacienda por las políticas restrictivas a la exportación y la brutal seca. Entonces faenábamos más pero cada vez teníamos menos stock.
Esta situación en la actualidad si bien es más débil, refleja también el impacto de la seca en nuestros campos, es decir, se sigue faenando mucho porque no se puede tener a los animales en pie por la falta de pastos. Y el sistema de confinamiento o de engorde a corral está pasando uno de los peores momentos, con precios al consumo estancados por la caída de ingresos e incrementos de costos por la situación del maíz. Este insumo clave augura momentos peores a futuro por la ausencia de siembra de primera, y además las reducciones del precio de la invernada ni siquiera llegan a equilibrar las otras pérdidas. La pregunta del millón es cuánto tiempo más este sector puede seguir trabajando a pérdida, su descapitalización ya es un hecho visible ajustando cada vez más su rueda financiera.
La ausencia de un plan estratégico global cada vez se siente más, debería ser un proyecto elaborado en conjunto por todos los eslabones de la cadena que permita pensar en el mediano y largo plazo. Argentina es uno de los pocos países que están en condiciones de garantizar seguridad alimentaria al mundo, a pesar de todo lo difícil que hemos transcurrido en este año no debemos olvidar que la ganadería del país siempre tiene una situación inmejorable de cara al mundo, nuestra visión del sector es optimista y solamente nos queda sobrellevar los malos momentos presentes. Brindemos por un 2023 donde podamos llevar adelante la ganadería de primera calidad que el mundo nos demanda.
Fuente: RosGan