Si bien hace años se viene hablando del tema (y cada vez más), el funcionamiento de los mercados de créditos y bonos para los principales commodities agrícolas genera entre productores y asesores muchas dudas y consultas: ¿cómo funcionan?¿a quién se vende? qué pasa con el físico?¿cuales son los requisitos? ¿cómo acceder?, entre otras.
Entrevistamos a Tomas Mata de la consultora GapGreen, especializada en el desarrollo de proyectos de sustentabilidad, para responder las inquietudes más básicas de este enorme universo, y para hablar de la importancia de las certificaciones como aliadas en cadenas de valor cada vez más exigentes en materia de trazabilidad y origen sustentable.
– ¿Qué son los créditos para commodities agrícolas?
Según Mata “los créditos, también llamados bonos o premios por producción sustentable nacen como una garantía para los compradores que tienen el compromiso de abastecer sus cadenas de suministro con materias primas de origen sustentable certificado y de validez internacional”.
Se refiere a una compensación que resulta de contribuciones cuantificables, como ser acciones de mitigación y/o adaptación al cambio climático – por ejemplo evitar o reducir las emisiones reales de gases de efecto invernadero -, preservación de recursos como el suelo o el agua en determinado periodo, la no deforestación, y/o cualquier acción de protección de la biodiversidad.
Estas iniciativas son en general traccionadas desde proyectos específicos con demandantes que reconocen dichas acciones y que, justamente, ven en todas o algunas de ellas un valor importante a la hora de asegurar una cadena de suministros sustentable y responsable.
“En general se apunta a que estos reconocimientos sean destinados a mejoras relacionadas a la producción, expansión o mejora de instalaciones y/o costos relacionados al proceso de certificación en sí”, agrega Mata.
Para dar garantía de dichas acciones existen en el mercado diversas certificaciones, tanto para la producción primaria como para las etapas de industrialización, atendiendo cada una de ellas a demandas y requisitos particulares.
En el caso del sello Agricultura Sustentable Certificada (ASC) de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), este crédito o bono es un incentivo o reconocimiento al productor para continuar produciendo bajo este estándar y surge con particular relevancia en los commodities agrícolas que atraviesan múltiples transformaciones desde el grano hasta el producto final, como es el caso de la soja.
ASC incluye una serie de requisitos en cuanto a buenas prácticas ambientales, sociales y productivas como el cuidado del agua, el suelo, los RRHH de la empresa y de las comunidades cercanas al establecimiento agropecuario que se certifica. Para garantizar esas acciones, la empresa debe presentar ante el ente certificador garantías de rotación adecuada de cultivos, medición de indicadores de fertilidad de suelo, de calidad del agua, de reducción del impacto ambiental y de secuestro de carbono, entre otras.
– ¿Qué cultivos incluyen?
El mercado de créditos no se limita a un cultivo en particular. Actualmente en Argentina el cultivo de soja es el más premiado principalmente por compradores de la Unión Europea, y recientemente se suman de otras geografías como Norteamérica y Centroamérica.
Existen iniciativas alrededor del maíz, trigo y se está avanzando con el algodón bajo Algodón Responsable Argentino, una iniciativa de la industria textil que cuenta con el apoyo de Aapresid y AAPA (Asociación Argentina de Productores Algodoneros).
– ¿Cómo es el proceso y canales de comercialización de los productos certificados?
En la cadena tradicional de comercialización de commodities, la mercadería física pasa desde el productor a los acopios o cooperativas para, finalmente, quedar en manos del exportador. Aquí existe un abanico de herramientas de fijación de precios, así como posibilidades para la venta directa a puerto o el almacenaje en silo bolsa como alternativas para asegurar la entrega o el resguardo del capital en el campo.
“Hay ciertas particularidades como es el caso de la cebada que va a la industria maltera y el trigo a la molinera, entre otros”, advierte Mata. Cualquiera sea el destino, desde la cosecha del grano comienza a funcionar una compleja red entre productores, acopiadores, exportadores, operadores comerciales, corredores y bolsas de cereales entre otros actores.
“Para la comercialización de producciones certificadas, el productor suele acceder a un crédito por cada tonelada producida bajo un estándar determinado, pero su venta no está necesariamente asociada a la entrega de la mercadería física”, aclara Mata.
Por un lado, la mercadería física puede ser entregada a conveniencia entre vendedor y comprador en cualquiera de los canales de comercialización tradicionales. Es decir que la venta del crédito es un instrumento separado del físico que se entiende como un premio al sistema de producción sustentable. Este, por ejemplo, es el mecanismo de comercialización bajo ASC.
A su vez, existen distintas vías para comercializar esos créditos dependiendo del mercado, del tipo de certificación y del comprador. En este contexto, actores como GapGreen cumplen el rol de acercar la oferta y la demanda de producciones sustentables con el fin de alcanzar esos incentivos.
“Se está trabajando en la puesta a punto de un marketplace que genere un punto de encuentro entre ambas partes para facilitar los procesos y dar oportunidades a productores e industria”, adelanta el especialista.
– ¿Quiénes son los compradores?
Los compradores pueden ser desde procesadores de materias primas a grandes industrias de alimentos. Los compradores de soja son los más comprometidos en reconocer y premiar formas sustentables de producir y lo hacen por ejemplo a través Guías de Compras Responsables o acuerdo individuales con cámaras y empresas Europeas.
En el caso de ASC, es el primer estándar de origen argentino reconocido por el International Trade Center (ITC) y recomendado por la FEFAC (European Feed Manufacturers Federation) para la compra responsable de soja hacia la Unión Europea.
Otro ejemplo es el mencionado estándar ARA para algodón, que busca alinearse a los más altos estándares internacionales de la industria textil y que comienza a tener los primeros reconocimientos de mercado.
– ¿Quién y cómo se garantiza la validez de esos créditos?
Los créditos son validados por entes certificadores habilitados como Control Union, SGS, IRAM y Bureau Veritas, quienes trabajan a lo largo de la cadena de valor de los commodities brindando garantías a los compradores.
“Al entender cómo la sustentabilidad está entrelazada en la producción y comercialización de los alimentos, la bioenergía y los productos textiles, los estándares de certificación tienen la habilidad para encarar los desafíos, tanto de productores como de empresas, y poder garantizar cadenas de suministro responsables”, explica Diego Cybulka desde Control Unión Argentina.
– Si soy productor y quiero entrar en el mercado, ¿cómo lo puedo hacer?
Lo primero que debe hacer un productor es familiarizarse con el protocolo a cumplir y tener en claro el objetivo de la empresa en línea con la sustentabilidad. “La implementación de un protocolo no es simplemente el acceso potencial a un premio, sino un compromiso de la empresa a seguir lineamientos de gestión”, advierte Mata.
Cumplidos los requisitos del protocolo, los entes autorizados para la certificación del estándar en cuestión, son los encargados de realizar auditorías y entregar la validación
– ¿Cuánto se paga de diferencia?
El premio que se paga hoy le permite al productor hacer frente a los costos de certificación. “Si bien los reconocimientos monetarios pueden ser aún mayores, vemos que la incorporación de estos procesos va más allá de ese plus de precio: la demanda va en esta dirección, aumentando sus compromisos año a año”.
En términos de sustentabilidad la tendencia es creciente. La medición del impacto ambiental de las materias primas ya es un hecho. La cero conversión de zonas de conservación como bosques es un tópico que está instalado y en los próximos años el mercado de carbono será un motor importante en la compra de granos con el rótulo sustentable.
Fuente: Aapresid