Los 120 días de aislamiento que profundizaron la crisis económica especialmente en los grandes centros de consumo dejan su efecto en la demanda interna de carnes.
Al inicio de la cuarentena dijimos que la preocupación de la población por el faltante de productos aumentó la demanda y llevó a la suba de precios que luego bajaron en parte por la notable oferta y en parte el menor poder de compra de los ciudadanos lo que se refleja en la caída de valores en la góndola tal como lo describen las mediciones del IPCVA y de las que damos cuenta en este newsletter.
La baja promedio entre junio y mayo fue de 0,6% aunque es mayor si se tiene en cuenta la inflación.
Si al inicio del período de aislamiento el mayor tiempo en los hogares permitió que hubiera mayor consumo de carne bovina, luego de 120 días se siente el efecto del párate en muchos sectores de la economía y eso se traslada a las carnicerías con menores ventas.
Nos preocupa muchísimo la situación económica, pese a ser un sector que no ha parado por haber sido considerado esencial, se sienten también los efectos de la crisis y si bien se pudieron pagar los aguinaldos en casi todas las fábricas en tiempo y forma, a diferencia de otros sectores afectados, a futuro se estima comenzarán a verse problemas de atraso en los pagos derivados de caída de actividad o por ruptura de la cadena de pagos.
A todo esto se suman los problemas para el comercio de cueros de lo que también damos cuenta en otra nota en este newsletter.
El Poder Ejecutivo autorizó a mediados de junio la exportación de cueros crudos por un lapso de 60 días. Todo el sector de ganados y carnes ha entendido que esta decisión satisface únicamente los intereses del SECTOR PROTEGIDO (curtiembres) durante los últimos 40 años. Si el espíritu es dar respuesta al resto de la cadena el quite de retenciones debe extenderse al menos por un año para que pueda ser aprovechado por los frigoríficos también, aunque en realidad debieran ser eliminadas en forma definitiva ya que no hay razones que justifiquen la protección.
Mientras tanto, el volumen de faena disimula la escasa rentabilidad de las plantas. La oferta de animales fue buena el mes pasado aunque el promedio de faena diario de junio fue levemente inferior al de mayo. Además hay que señalar que es gran parte de esa faena tiene como destino la exportación especialmente a China que es gran destino de la carne argentina.
Por otra parte, en junio se observó una importante recuperación de la faena de cerdos superando en casi 6% la faena diaria de mayo y en casi un 20 % la faena a diaria de abril lo que ayudó a sostener la oferta total de carnes en el país aunque también vale destacar que este sector registró un hito: por primera vez en la historia durante el primer semestre del año las exportaciones superaron a las importaciones.
Los últimos datos disponibles respecto de las exportaciones de carne vacuna argentina dan cuenta de que las ventas al gigante asiático significan el 90% del total embarcado, entendemos que eso tiene que ver en gran medida con el cierre de la cuota Hilton del período 2019/20 que se vio afectado por la menor demanda derivada de la crisis que produjo el coronavirus. De todos modos, está claro el peso importante de China para las ventas desde nuestro país.
Por otra parte queremos destacar la preocupación que despertó en todos los países exportadores de alimentos la posición de las autoridades Chinas respecto a plantas con personal afectado por COVID. Está acreditado científicamente que la supervivencia del virus en superficies no supera en el máximo de los casos de 4 días (las mercaderías están más de 40 días en tránsito) y que tampoco se trasmite por el consumo de los alimentos, según definiciones de OMS y FAO. Por lo tanto, hay una amplia opinión en considerar como medidas para-arancelarias o extrañas al comercio las decisiones adoptadas en dicho sentido por el país importador.
Autor: Daniel Urcía – Pte Fifra