Manejo: las claves para potenciar el girasol

Con una brecha de rendimiento a nivel nacional del 34% respecto a su potencial, las oportunidades para mejorar el manejo de la oleaginosa son muchas. El último Informe de la Red de Girasol de Aapresid, ofrece pistas sobre cómo lograrlo.

El aceite de girasol, producto principal de su molienda, determina casi exclusivamente su precio y es el cuarto más consumido a nivel mundial. Argentina ocupa el cuarto lugar como productor, cultivando entre 1,8 y 2,3 millones de hectáreas, con Buenos Aires como la principal provincia sembrada.

La Red de Girasol de Aapresid es pionera a nivel nacional en generar y difundir información sobre el manejo sustentable de este cultivo en distintos ambientes estudiando su comportamiento ante variables como genotipos, densidad de siembra, respuesta a la fertilización y a la protección con fungicidas.

La Red acaba de publicar su último informe con los resultados de sus ensayos sobre estas líneas para la campaña  2023/24. Los mismos fueron sembrados en 11 sitios distribuidos entre el sur de Buenos Aires, este de La Pampa y sur de Córdoba.

Genética:
Durante la campaña 2023/24 se testearon los principales híbridos comerciales en todos los sitios y se observó una considerable variabilidad entre materiales en términos de rendimiento y perfil sanitario, factor que dependió mayormente de la productividad del ambiente.

Desde la Red, advierten que este comportamiento muestra la importancia que tiene para la oleaginosa la correcta elección del genotipo según se trate de ambientes de mayor o menor productividad.

Fertilización con Nitrógeno (N) y protección fungicida:
Otra de las líneas de estudio de la Red fue la respuesta a la fertilización con N. Los resultados revelan que sólo hubo respuesta en dos de los sitios, mientras que en la gran mayoría la respuesta al agregado de este nutriente fue nula.

Según el informe, este comportamiento pudo deberse al bajo potencial de rendimiento de estos sitios, la alta disponibilidad de nitratos en el suelo, el alto contenido de materia orgánica o de Nitrógeno anaeróbico (Nan).

También se evaluó la respuesta ante la protección con fungicida, observándose una respuesta en rendimiento bonificado más generalizada a lo largo de todos los sitios respecto de la campaña anterior, y que esta respuesta al fungicida se observó en los ambientes con más potencial de rendimiento.

Densidad de siembra:
En cuanto a la respuesta a la densidad se observó una respuesta en rendimiento bonificado al aumento de la densidad en el 40% de los sitios. Sin embargo, esto puede deberse a las condiciones hídricas que presentó el cultivo a lo largo de la estación de crecimiento. Es decir, se espera encontrar respuestas al aumento de densidad sólo en aquellos sitios con condiciones hídricas mejores que el promedio.

En el sitio de Necochea, la alta presión de Phomopsis dio como resultado disminuciones de rendimiento en siembras a alta densidad. Esto pone el foco sobre otro punto importante del manejo, ya que este comportamiento se condice con el de estudios similares que revelan que la intensificación del cultivo – a través en este caso de aumentos en la densidad – puede traducirse en mayor incidencia y severidad de enfermedades.

Fecha de siembra:
El informe también incluye ensayos liderados por especialistas de INTA Balcarce donde se evaluó el impacto de la fecha de siembra en el rinde. En líneas generales, muestran la importancia de la correcta elección de la fecha de siembra ya que, a medida que esta se retrasa, el girasol disminuye su potencial de rendimiento y contenido de aceite de sus granos. Además, las fechas de siembra tardías tienen mayor incidencia de enfermedades fúngicas.

Sin embargo, puntualmente en ambientes con limitaciones hídricas (dadas por ejemplo, por presencia de tosca en el primer metro de profundidad) del sudeste de la provincia de Bs. As., las siembras tardías  emergen como una práctica prometedora para aumentar rendimientos y reducir su variabilidad.

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