El maíz ha tenido una serie de buenas y malas noticias a nivel climático. Luego de la sequía de la 2022/23, desde noviembre del año pasado las lluvias comenzaron a crecer en intensidad en gran parte del país de la mano del fenómeno meteorológico “El Niño”, el que suele traer aparejado un aumento de la precipitación en Argentina debido a la alteración de los vientos y las corrientes atmosféricas. En diciembre y la primera mitad de enero, las condiciones atmosféricas permitieron la llegada de agua al oeste de la región pampeana, que venía necesitada de lluvias, y, de este modo, la consolidación de una mejora notable en los perfiles de humedad de los suelos, sobre todo en la Región Núcleo. Ha habido, sin embargo, algunas zonas puntuales que se han visto afectadas por granizos, fuertes vientos y anegamientos.
Hasta mediados de enero, la situación permitía tener expectativas de una producción récord de maíz en términos históricos. Las adversidades se manifestaron y gran parte del país atravesó un pulso seco desde mediados de enero hasta la primera semana de febrero, lo que ocasionó daños principalmente en los lotes de maíz tardío cuyas fechas críticas (floración) cayeron en ese período, lo que habría resultado en pérdida de rindes. Afortunadamente, la situación se revirtió parcialmente con las precipitaciones producidas a partir del 7 de febrero.
En este contexto, de acuerdo con el último informe mensual de GEA-BCR, la producción en Argentina subiría un 58% en relación con la campaña 2022/23, a partir de un incremento de los rindes, que promediarían 76,9 qq/ha a nivel nacional. La superficie sembrada en el ciclo 2023/24 está estimada en torno a 8,6 millones de hectáreas.
En términos de análisis geoespacial, la segmentación por sectores permite la evaluación de las necesidades específicas de diversas zonas y los desplazamientos intra e interregionales de los recursos. Para este propósito, se emplea una división del país en tres regiones principales, considerando factores como la proximidad a puertos, modalidades de transporte y patrones de comercialización. Esta sectorización comprende la Región Norte, que engloba el NEA, el centro y norte de Santiago del Estero, junto con las provincias de Chaco, Tucumán y Salta; la Región Centro, que abarca el norte de Buenos Aires (específicamente, las delegaciones Pergamino, Junín, Lincoln, Bragado, 25 de Mayo y La Plata), Entre Ríos, Santa Fe, Córdoba, el sur de Santiago del Estero y San Luis; y la Región Sur, que incluye el centro-sur de la provincia de Buenos Aires y La Pampa.
En relación con la nueva campaña de maíz, según las últimas proyecciones la producción aumentaría en las tres regiones, siendo la Región Centro la más beneficiada, recuperándose fuertemente luego de haber sido la más afectada por la sequía del ciclo pasado. Esta región produciría 38,9 Mt, aumentando su producción en un 89% interanual, mientras que si se compara con el promedio de las últimas tres campañas el aumento es del 19%. El mayor incremento se daría en la provincia de Córdoba, que vería crecer su producción en 7 Mt interanuales, alcanzando 20,6 Mt. Santa Fe y Entre Ríos, por su parte, tendrían un incremento entre campañas de 5,3 y 2,2 Mt, respectivamente, posicionándose en 6,7 y 3,0 Mt. En tanto, el norte de Buenos Aires tendría un aumento interanual de 3,8 Mt y produciría 6,1 Mt.
La segunda región en importancia en cuanto al volumen producido es la Región Sur, en donde se producirían esta campaña 11,8 Mt, un aumento de 15% interanual y de 38% respecto del promedio. Esta recuperación está explicada principalmente por el centro-sur de Buenos Aires, que aumentaría su producción 2,1 Mt entre campañas.
En la región la Región Norte habría una recuperación de 21% interanual y de 20% respecto del promedio del último trienio, estimándose su producción en 6,3 Mt. Aquí se destacan Chaco, Salta y el norte de Santiago del Estero, cuyas producciones maiceras crecerían todas entre 300.000 y 400.000 toneladas con respecto al ciclo anterior.
En lo que respecta a la demanda, a nivel país se proyecta que la misma aumente aproximadamente en un 39% hasta 55,0 Mt, siendo las exportaciones la variable con mayor recuperación, con un incremento del 53% respecto de la campaña anterior. De cumplirse este guarismo, los despachos al exterior del ciclo comercial 2023/24 alcanzarían 39,0 Mt; mientras que el consumo interno se incrementaría en un 14% alcanzando aproximadamente 16,0 Mt.
Desagregando el análisis por regiones, se observa que la Región Centro concentra la mayor oferta de maíz y los principales centros de demanda, por lo que tiene mayor participación en la producción y consumo a nivel nacional.
En cuanto al consumo animal regional, se proyecta en 6,9 Mt. Este valor representa el 61% del consumo animal a nivel nacional (11,3 Mt) mientras que, a nivel regional, este número sólo representa un 18% del maíz que se termina produciendo en la zona.
Por otro lado, el 19% del maíz (2,2 Mt) que se destina al consumo interno de la Región es destinado a la molienda, principalmente húmeda, y a la utilización en otras industrias, mientras que el restante 18% (2,0 Mt) es utilizado para la producción de etanol.
Respecto de la Región Norte, se observa que el 35% de su producción (2,1 Mt) es utilizada para la alimentación de ganado, mientras que alrededor de 160.000 t serán destinadas a la industria (molienda húmeda y elaboración de balanceados). El 62% restante (3,8 Mt) es destinado a la exportación, por lo que bajará de la región hacia el Gran Rosario para ser despachado por puertos fluviales Paraná.
En lo que respecta a la Región Sur, el consumo interno de maíz calculado es de 2,3 Mt, lo que constituye el 20% de su producción estimada para la 23/24. La totalidad del consumo interno de la región sur es para la alimentación de ganado (particularmente vacuno) dado que esta región contiene una gran proporción del stock de bovinos a nivel nacional. Como la industrialización del maíz es prácticamente nula en la zona, debido a que gran parte de las fábricas se encuentran en la región centro, el destino principal del maíz se remite a la exportación por los puertos de Bahía Blanca y Necochea. En este sentido, se estima que 9,1 Mt sean destinados a la exportación, es decir el 80% de la demanda total.