A la controversia por el beneficio económico afrontado por el Estado para subsidiar a empresas del tamaño de Bunge, Aceitera General Deheza y Vicentín, entre otras, se suman cuestionamientos por la calidad de un producto que carece de control y genera con bastante frecuencia, a decir de las petroleras que lo comercializan después de mezclarlo con sus combustibles, innumerables problemas de distinta índole en los motores de los vehículos, principalmente los que utilizan diesel.
“Siendo nuestro país uno de los mayores productores y exportadores de biodiesel, transcurrido un tiempo significativo desde el nacimiento de la industria resulta contradictorio que el producto de exportación satisfaga exigentes normas internacionales mientras que el disponible para mezcla local no alcance, en muchos casos, a cumplir sostenidamente la normativa vigente”, le escribieron en septiembre del año pasado a la Secretaría de Energía las empresas que comercializan combustibles en el país, con YPF a la cabeza.
Según publica el diario El Chubut, las petroleras, respondiendo a una consulta de Energía acerca de la calidad de los biocombustibles, las deficiencias en la calidad “generan reclamos por taponamiento de filtros, fallas en arranque en frío y congelamiento del producto a bajas temperaturas”.
La Asociación de Fabricantes de Automotores (Adefa) también se expresó en el mismo sentido, cuestionando la calidad de los biocombustibles que afectan a los motores de los vehículos. Adefa adelantó ya su posición de, como mínimo, evitar que se aumente el porcentaje de biocombustible que se mezcla en la nafta y el gasoil que utilizan los motores de las unidades que ellos producen y comercializan en la Argentina.
La posición de Adefa contrasta con la de los productores del combustible derivado de la soja, maíz y azúcar, que buscan incrementar el corte de sus productos en los combustibles fósiles. Hay proyectos de ley, impulsados por este sector, que plantean la idea de que la nafta tenga hasta 28% de bioetanol (actualmente es 12%), y que el litro de gasoil tenga un 30% de biodiesel (actualmente es 10%).
El diario El Chubut publica que ahora, el gobierno deberá decidir, seguramente con un oído puesto en los pedidos de los gobernadores de las provincias agropecuarias y en las demandas de los gobernadores petroleros, que, sobre todo en este contexto de baja demanda, quieren que el 100% del combustible sea producto de lo que se extrae de sus subsuelos. Pero con el otro oído y los dos ojos en las cuentas públicas. Los biocombustibles no pagan impuestos, como sí lo hacen los combustibles fósiles.