¿Por qué se plantea como el “norte necesario” a seguir? ¿En qué se diferencia de la agricultura o Agronomía tradicional? ¿Es capaz de aplicarse a gran escala para responder a los desafíos actuales de demanda de alimentos?
El especialista de CONICET Octavio Caviglia responde algunas de estas preguntas a modo de anticipo de lo que presentará en el próximo Congreso Aapresid, “C, elemento de vida”, que se realizará del 9 al 11 de agosto en el Salón Metropolitano de Rosario.
Arrancan por el principio, y esto es, con definiciones ¿Hay consenso sobre la definición de Agroecología desde la academia?
– O.C.: “Agroecología” es un término que adopta diferentes significados, según quien lo interprete, por lo que no hay consenso generalizado. Para algunos es un grupo de prácticas agronómicas o un movimiento social. Para muchos de nosotros es un enfoque que busca incorporar conceptos ecológicos, con fuerte base científica, a la producción agropecuaria. Esta incorporación busca “deconstruir” a la agronomía tradicional simplificada que se impuso hace un par de décadas atrás.
¿Por qué crees que es hora de evolucionar o “deconstruirse” desde la Agronomía a la Agroecología?
– O.C.: Si. Desde sus orígenes, la agronomía tuvo un fuerte aporte de la ecología, de la que se apartó al transicionar a sistemas de producción bastante simplificados y con poca reposición de los nutrientes extraídos por los granos.
Los nuevos desafíos, requieren tomar un camino inverso para recuperar los servicios ecosistémicos que se perdieron, y de esta manera desacoplar aumentos de producción del impacto ambiental.
Esta evolución implica construir sistemas productivos resilientes y amigables con el ambiente, además de sostenibles en sus dimensiones económicas, productivas y sociales.
¿Qué necesitamos, desde lo técnico, para lograr esa “deconstrucción”?
– O.C: Actualmente, existen muchas tecnologías, que se proponen desde la academia, AAPRESID y otras instituciones que nos ayudan a producir con esta orientación. Por ejemplo, la agricultura “siempre verde”, “siempre diversa” y los “cultivos de servicios” son prácticas sustentadas en una fuerte base ecológica.
Para esto, necesitamos del aporte de muchas disciplinas. Si tomamos el enfoque sistémico, el incremento de la perennidad, la agrobiodiversidad y la mejora en la eficiencia en el uso de recursos, como cuatro pilares básicos, podremos diseñar mejores sistemas productivos.
¿Crees que es compatible el enfoque agroecológico con recursos como los organismos modificados genéticamente (OGM), fertilizantes o fitosanitarios de síntesis más tradicionales? ¿Y con las Agtechs?
– O.C.: Trabajamos con sistemas abiertos, donde muchos elementos se extraen. El suministro de origen orgánico, limitado por cuestiones logísticas, no siempre es posible, pero esos elementos deben reponerse. El uso de fitosanitarios, OGM y las Agtechs, es totalmente compatible con el enfoque agroecológico siempre y cuando se usen en el marco de los principios enunciados.
De esta manera, se busca incrementar eficiencia, reducir externalidades o restaurar servicios ecosistémicos. Es importante mencionar que hay servicios de soporte del ecosistema que son justamente la base para proveer otros servicios de provisión, regulación y culturales, entre los cuales se encuentran el ciclado de nutrientes y del carbono.
En el debate sobre agroecología, un preconcepto común es que el modelo agroecológico es incompatible con la posibilidad de mantener los niveles de producción actuales y responder a la creciente demanda de alimentos, ¿coincidís con esta mirada?
– O.C.: Depende de qué se entiende por “modelo agroecológico”. Si pensamos en modelos de producción sin o con muy poco uso de insumos externos, es poco factible mantener los niveles productivos actuales . Ahora, si hablamos de modernos sistemas de producción basados en conceptos ecológicos, las evidencias científicas demuestran que hay muchas probabilidades de lograr esa premisa.
¿Qué falta desde el Estado, organismos de investigación y extensión y desde el sector privado para favorecer esta “deconstrucción”?
– O.C.: Desde el Estado, generar las condiciones favorables para implementar estos sistemas. Un buen inicio puede ser generar incentivos, reducir cargas fiscales y actualizar normativas, como los contratos de alquiler.
Desde los organismos de investigación y extensión, tanto públicos como privados, continuar desarrollando y ajustando las prácticas productivas, generando conciencia y formando a las nuevas generaciones de la sociedad en general.
Fuente: Aapresid